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Temor, fue todo lo que sentí al ver algo negro a mis espaldas, ahí supe que algo estaba mal, muy mal.

Salí corriendo como loca, ni siquiera me detuve a ver quien era, a detallar su cara, solo quería llegar a mi casa.

Volví a mirar atrás pero está vez no era una persona la que me seguía eran dos, las dos corrían de tras mio, eso solo confirmaba que si querían algo de mi.

El estúpido helado comenzaba a estorbar por lo que lo solté para poder correr más rápido, la adrenalina recorrió mi cuerpo haciéndome correr más rápido que nunca, pero aún así los sentía pisandome los talones. Volví a mirar atrás, sentí que todo estaba perdido por que no eran dos, ya eran cuatro las personas que corrían atrás mío.

— ¡ayuda! — chille al sentir que mis piernas perdían fuerza y ellos cada vez estaban más cerca. Necesitaba buscar alguna salida. Di la vuelta en una calle para perderlos pero no funcionó, lo único que sirvió fue que me dio un poco de ventaja, así que tenía que hacer eso.

Comencé a meterme entre calles tratando de dar las vueltas lo mejor posible para no chocar al momento de dar la vuelta, cada vez los veía más lejos pero al mirar a todas partes me di cuenta que ya estaba perdida.

Mi corazón latía con fuerza, el miedo estaba implantado en mi piel, el aire de alrededor chocaba con mi rostro.

Volví a dar una vuelta pero lo único que encontré fue un muro enorme a unos metros, me iba a dar vuelta pero era demasiado tarde, ya estaban ahí, corrí al fondo del callejón para buscar una salida.

Toque la pared fría y húmeda, mire a todos lados, intente escalarla, era imposible, estaba atrapada. Quería salir, necesitaba salir, me pueden hacer algo malo, me pueden matar.

Mil cosas pasaron por mi mente, entre ellas mi hermano, él cree que estoy en la casa acostada en mi cama, pues no, estoy en un callejón sin salida y unas personas me persiguen.

Gire al escuchar un ruido, ahí me di cuenta que no eran personas... Era una mancha, humo tan negro como la noche flotando y no solo una mancha, si no cuatro, hacían ruidos extraños, talle mis ojos, pero si eran manchas.

Tenía tanto miedo que las manos me temblaban, quería salir de ahí, quería ocultarme de estas cosas que están enfrente mío, pero no puedo, no hay salida.

Uno comenzó a hacer un ruido, como un chillido agudo, un quejido, comenzó a acercarse con una lentitud torturable. Esto era torturable.

Paso en segundos, la mancha se lanzó, se lanzó hacia mí de un salto, a la vez soltó un quejido que sonó como un grito. Solo pude cubrirme la cara con las manos esperando a que eso me matara.

De la nada sentí una corriente de aire y después escuche como si algo atravesará la piel, un dolor recorrió todo mi cuerpo. Abrí los ojos y me mire, busque la herida con lágrimas en los ojos pero no había nada, cuando mire adelante una espalda enorme con un par de alas estaban enfrente mío, me moví un poco y lo que vi fue una espada con la mancha negra encajada ella, esta lo había atravesado totalmente.

Bajó la espada y la mancha negra callo al suelo, un charco de algo negro comenzó a formarse a su alrededor. Las otras tres manchas se abalanzaron hacia él, pero sin ningún problema corto a una por la mitad con una agilidad increíble, el segundo fue tan fácil arrancarle la cabeza, finalmente el tercero solo le vasto atravesarlo como al primero.

JerathelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora