55

11 0 0
                                    

✴️✴️✴️

Mi hermano interrumpió la profunda y ronca risa de mi amigo demonio. Rogué al cielo que mi hermano no haya escuchado nada de lo que acababa de decir.

— ya está la comida — los tres lo miramos.

— no tengo hambre — hablo Jerathel dándole una sonrisa de agradecimiento a mi hermano.

— yo comí antes de venir, pero gracias — hablo Leo. Leo jamás desaprovecha una oportunidad para comer, entendí con eso que quería estar a solas con Jerathel. Así que me puse de pie y camine hasta llegar con mi hermano.

— muero de hambre — mi hermano me dio una pequeña sonrisa. Ambos bajamos, nos sentamos en la mesa, mi hermano tomo mi plato y comenzó a servir, cuando dejo el plato encima mío salive.

Una porción de puré papás, verduras y pollo, no mentía cuando dije que moría de hambre.

— hace demasiado que no comemos juntos — clave mi tenedor en una zanahoria.

— lo se, deberías pasar más tiempo en casa — hablé con nostalgia, extrañaba mucho a mi hermano.

— lo haré, intentaré dejar de tomar casos fuera de aquí... Tu amigo tenía razón, ya no paso tiempo contigo, durante años me concentre solo en el trabajo — no habíamos tocado el tema de la pelea de esa noche. De las palabras que me dijo.

— está bien, lo entiendo, si no hubieras trabajado desde tan chico tal vez ya hubiéramos muerto de hambre — yo siempre he estado tan agradecida con mi hermano, a pesar de que solo tenía 18 años él estudió, trabajo y me cuido, él a sus 18 años se hizo cargo de una niña de 7. Perdió su juventud por mi culpa, por la culpa de Alik. Aún recuerdo los primeros años, la angustia de mi hermano, las pocas horas que dormía. Siempre lo tuve todo por él.

— eso no justifica que me comencé a enfocar más en el trabajo que en ti. Tu eres lo más importante en mi vida — sentí que esos años de separación, esos años de ausencia desaparecían en segundos — y por eso también te tengo unas reglas nuevas... Teniendo en cuenta a tu — paso saliva como si no pudiera decir esa palabra — a Jerathel — soltó de manera dura su nombre.

— ¿reglas? — levanté una ceja mientas metía otro bocado a mi boca.

— si, no quiero que él te trate igual que el imbécil de Archie y no lo voy a permitir, a la primera señal que es un idiota que no te valora como debería, te olvidas de mi bendición — solté una pequeña risa. Jerathel jamás podría tratarme como Archie — y tienes estrictamente prohibido tener hijos — casi me ahogo con la comida. Comencé a toser y a golpear mi pecho. Tome el vaso de agua y lo bebí completo.

— ¿Qué? — hablé apenas con una voz que salió ronca.

— no soy idiota, yo también tuve tu edad, puedo hacerme el ciego y decir que morirás virgen o puedo aceptar lo que ya pasó o pasará, y así darte consejos... Entre ellos que sepas que no podrás tener hijos mínimo hasta que yo tenga — creo que estaba tan roja — sin contar que quiero exámenes de él donde me confirmen que no tiene nada... Uno nunca sabe dónde ha estado un hombre — trágame tierra y escúpeme en China.

— no tiene nada — hablé apenas con voz, tenía la vista perdida en mi plato, no me atrevía a mirarlo a los ojos.

— ¿Y quién te asegura eso?

JerathelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora