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Pero por ahora tres cosas permanecen: confianza, esperanza y amor; y la más grande es el amor.
[1 Corintios 13:13]

️✴️✴️✴️

Respiré profundamente y me mire en el espejo estaba toda roja y sudada ¿Que se supone que debo hacer? ¿Masturbarme?

No, con esos dos locos allí afuera no. Lo único que pude hacer fue tomar aire y lavarme la cara. Ahora ¿con que cara voy a ver a Jerathel? Que pena.

Salí del baño y por suerte la luz aún no regresaba y había dejado de llover tan fuerte, ahora solo había lluvia tranquila.

Mire a Leo y él se seguía riendo sentado en mi cama, idiota. Después mire a Jerathel y el estaba en la silla de mi escritorio con los ojos cerrados con la cabeza hacia arriba, ya estaba mejor pero aún así se seguía notando mucho.

Deje de mirar por qué no ayudaba mucho. Leo me miro de pies a cabeza con una sonrisa de burla.

— eres un completo idiota — hable bajo sentándome en mi cama, Jerathel se paró y se metió al baño.

— seguro va a manosearse  pensando en ti — susurro en mi oído, sentí de nuevo mis mejillas calientes. Le di un golpe y lo vi feo. — ¿Recuerdas lo duro que estaba? Y solo por ti cielo — volví a sentir la pulsada pero está vez no fuerte, como se debería sentir no como las pasadas que casi me daba un orgasmo.

— Leonardo lo que hiciste estuvo mal, literalmente jugaste con nosotros como si fuéramos unos juguetes — hablé furiosa — somos tus amigos, no nos vuelvas a hacer eso — Leo me miro con malicia y lamió sus labios.

— es que lo que tú no sabes es como jugué con ustedes, yo solo les di un pequeño empujoncito, le dije a Jerathel que te besara con lujuria, de ahí ustedes hicieron todo lo demás, solo volví a intervenir diciendo que te moviera arriba suyo, ya lo estabas haciendo pero muy lento y tortuoso para los tres, después te dije que lo montaras por qué se notaba que querían, eso fue todo lo que hice — me quedé en shock por lo que escuche — a bueno y una corriente la que casi hacia que te vinieras — soltó una risita.

— solo no lo vuelvas a hacer — solté molesta y me acosté tapándome completamente y dándole la espalda. Él volvió a reír y se puso de pie. 

— seguro — después se escuchó como se abrió la puerta del baño, ni siquiera quise voltear me quedé quieta e incluso cerré los ojos — me llevo a este muchachote te cuidas — hablo Leo.

Ni siquiera conteste, estaba demasiado apenada.

Lo último que escuche fue como salieron por mi ventana.

Me di la vuelta y mire el reloj de nuevo, ya eran las cinco de la madrugada. Suspiré y me quedé pensado en lo que acababa de pasar, estoy loca.

Y con esas perversas imágenes de Jerathel besándome y yo arriba de él me quedé dormida.

El sábado me levanté a la una de la tarde y no hice nada, solo recibir la visita de un Max y una Eris muy asustados contando que tuvieron un sueño en común y yo diciéndoles que no fue un sueño.

El domingo como siempre llego mi hermano, estuve todo el día viendo películas con él y comiendo porquerías. Ni siquiera me dio tiempo de pensar en lo que pasó.

JerathelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora