Mi sonrisa se había desvanecido lentamente al escuchar esas palabras, pero rápidamente sacudí un poco mi cabeza, tratando de no pensar en eso mientras tomaba una pequeña bocanada de aire.
—¿D-De qué estás hablando? –Pregunté volviendo a embozar una sonrisa, pero un tanto confundida y nerviosa–.
—No es necesario de que sigas fingiendo que todo está bien, cuando realmente eso no es así –Dijo Bakugo cruzándose suavemente de brazos–.
—No estoy fingiendo, solo... Solo me siento cansada... No le des tantas vueltas al asunto –Me acomode sobre la cama, me sentía un tanto incómoda y llevé mi vista hacía un lado–.
—El cansancio es un síntoma.
—¿Síntoma de qué?
—Depresión.
Volteé a verlo rápidamente, algo asombrada y confundida, pero él solo me quedo mirando fijamente, esperando a que dijese algo, pero solo aparté un poco la vista y apoyé suavemente mi cabeza sobre mi mano.
—Deku se dio cuenta de que no has comido estos días, y que quizás estás durmiendo demasiado para dejar de sentirte triste o recordar todo lo que paso –Se sentó al frente de mi. Llevé mi vista suavemente hacía él– Es cosa de mirarte el rostro y los brazos para saber si has estado comiendo o no, se notan tus huesos... Además, tienes los ojos un poco hinchados, y tus ojeras están hasta el suelo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lleve sigilosamente una de mis manos hacía mi brazo contrario, era cierto, estaban tan delgados que podía cerrar mi mano en ella, y no le había prestado atención a mi rostro. De hecho, no le había prestado atención a ninguna parte de mi cuerpo estos días.
—Todos nos dimos cuenta que no está bien, cuando te vimos en la llamada lo confirmamos, estabas callada y decaída –Dijo sin dejar de mirarme– Pero a ninguno le dio el valor de preguntártelo, ya que no querían hacerte sentir mal, o recordarte lo que sucedió. Y la primera persona que se dio cuenta de eso fue Deku, es quien te conoce mejor y sabe que te sucede con solo ver tu cara, sin importar que estés fingiendo.
Aparté suavemente la vista, llevándola hacía la ventana, sabía que él tenía razón, pero tampoco quería dársela, por lo menos, no por completo. Y el hecho de que estuviera tan pacífico hablando conmigo, hacía que mi cuerpo se estremeciera por completo.
