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Al principio, no había prestado atención a cuando abrieron la puerta, ni cuando Keigo apoyó sus manos sobre mis piernas, ni si quiera me había percatado que era mi hermano, hasta que volvió a hablarme.



Kazumi, escúchame, abre los ojos... –Abrí los ojos, sintiendo como mi cuerpo no dejaba de tiritar– No estás respirando, y necesitas hacerlo para poder calmarte, ¿Si?... –Dijo suavemente sin dejar de mirarme– Recuerda, inhala, y exhala...



Volvió a bajar sus manos, pero está vez para poder agarrar las mías con algo de fuerza y así tratar de controlar un poco el temblor que tenía en ellas, mi respiración seguía al irregular y acelerada, al igual que mis latidos.



Keigo comenzó a respirar junto conmigo, para que pudiera tratar de seguirlo y, a la vez, tratar de calmarme, cosa que parecía estar funcionando, porque mi respiración y latidos comenzaban a hacerse cada vez más regulares, pero mi cuerpo seguía tiritando.



En cuanto logre calmarme un poco, se acercó suavemente hacía mi para poder abrazarme, a lo que yo solo cerré los ojos con algo de fuerza y me aferré a su ropa con algo de fuerza, comenzó a acariciar suavemente mi cabeza.


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Ya paso... –Susurró apoyando un poco su cabeza contra la mía. Mis cuerpo seguía temblando– Tranquila...



Me atajo más hacía él, para poder cargarme y así sentarse él contra la pared, dejándome sobre su regazo, a lo que yo procedí a esconder mi rostro en su cuello, con la intención de calmarme, ya que sentía que en cualquier momento me desmayaría.



Recuerda respirar, si sigues tensa y tratando de retener la respiración, te sentirás peor... –Susurró suavemente pasando una de sus manos sobre mi cabello para acariciarlo suavemente– Nadie te está lastimando, si que tranquila...



Comencé a hacer caso a las ordenes de Keigo, sabía que tenía razón, y que era la única forma de calmar mi cuerpo, antes de que volviera a tener otro ataque de pánico, si que mientras hacía las respiraciones profundas.



Lo que provocó que mi cuerpo comenzará a relajarse, y a sentirse muy cansado y pesado, y al parecer Keigo sabía eso, porque se acomodo mejor para poder apoyar una de sus manos sobre mi cabeza y la otra sobre mi cintura, para acariciarla suavemente, hasta que me quedé dormida.

𝑨𝒊 𝑺𝒉𝒊𝒕𝒆𝒓𝒖 •𝙿𝙰𝚁𝚃𝙴 𝙳𝙾𝚂• | 𝘛𝘰𝘥𝘰𝘳𝘰𝘬𝘪 𝘚𝘩𝘰𝘵𝘰 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora