Me senté en la silla al lado de la camilla de Kazumi, y suspire mientras llevaba una de mis manos hacía mi frente, masajeando suavemente esa parte, permaneciendo con los ojos cerrados. Necesitaba pensar un poco.
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"Esta niña me hará salir canas antes de tiempo..."
Al parecer, Kazumi ya había entrado en la etapa en donde se revelaría contra todo el mundo, incluyéndome. Honestamente, pensé que se había saltado esa etapa, pero canté victoria demasiado pronto.
Espero que solo le duré un par de semanas, porque no tengo la paciencia, ni tiempo para estar soportando a jóvenes en medio de la pubertad, sin importar que Kazumi sea mi hermana y propia sangre.
—Yo no fui así en mi adolescencia... –Susurré para mi mismo mientras seguía masajeando mi frente–.
"Es verdad... Ni si quiera pude disfrutar mi periodo de adolescencia..."
"Me tenían internado en una institución para convertirme en una maquina que le trabajaría al gobierno"
Un pequeño chasquido se escapo de mis labios en ese momento, pero solo tome una considerada cantidad de aire para después suspirar. Sin embargo, escuche como abrían la puerta de la habitación.
—Keigo-san, ¿Podemos hablar un segundo? –Preguntó Izuku. Aparte mi mano del rostro para poder verlo–.
—Si... –Respondí un poco cansado. Aunque pude percatarme de que él se veía bastante serio– ¿Qué sucede, Izuku?
—¿Ella está completamente inconsciente? –Preguntó mientras cerraba la puerta detrás de él–.
