Apreté mi puño con algo de fuerza, los nervios y miedo estaban comenzando a afectar mi cuerpo, haciéndome sentir algo mareada, y creo que Izuku se había percato de ello, porque me sujeto suavemente.
Aunque estaba segura que todo esos síntomas eran por culpa de no haber desayunado antes de venir, y llevábamos casi todo el día aquí, y lo único que había digerido mi estómago fue una barra de cereal que estaba en mi mochila.
—Arriba hay una maquina de café, y otra de snack, subamos para que podamos comer algo, y después de que Aizawa-sensei hablé con nosotros podremos irnos a casa, ¿Si? –Susurró acariciando un poco mi mano–.
—Si... –Susurré volteando a verlo–.
Izuku asintió suavemente y caminamos juntos hacía el lugar en donde nos había ordenado ir Aizawa-sensei. Los demás ya estaban allí, si que me senté junto a ellos mientras soltaba un silencioso suspiro.
Los tres grandes también estaban allí, aunque ninguno habla sobre lo que paso, seguramente todos estaban sorprendidos, o afectados, como lo eran en el caso de Mirio, Izuku y yo, pero no podíamos hacer nada más que esperar.
Izuku se sentó a mi lado en cuanto trajo algunas cosas para que comamos, aunque también le convidamos a los demás, porque seguramente ellos también tendrían hambre después de haber estado todo el día aquí.
—Coman, ha sido un día bastante largo para todos –Dije sacando una galleta para llevarla a mi boca mientras apoyaba mi cabeza suavemente sobre mi mano–.
—Gracias, Akiyama-chan... –Dijo Mirio mirando las cosas que había en la mesa. Aunque luego de unos segundos los todos comenzaron a comer–.
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Le di un pequeño sorbo a mi vaso de chocolate caliente, aunque todos volteamos hacía el ascensor en cuanto sus puertas se abrieron, era Aizawa-sensei, se acercó hacía nosotros con sus manos en los bolsillos.
—Siento interrumpirlos mientras comen, pero necesito hablar con ellos –Dijo refiriéndose a los tres grandes–.
