—Se que no estuvo bien que no haya venido a verte en tanto tiempo, –Dije bajando un poco la mirada– Pero pasaron muchas cosas, y no me había podido armar el suficiente valor para venir, lo siento.
Embocé una suave sonrisa para después acomodarme un poco en el suelo, eran como las siete de la mañana, estaba un poco fresco, y llevaba aquí desde las seis y cuarto, pero el chocolate caliente que tenía en mis manos contrarrestaba ello.
—Estuve hospitalizada, dos veces, pero el primero fue el más grave, porque casi muero y estuve en coma... Pero ya estoy bien, así que no tienes porque preocuparte –Volví a levantar la cabeza en cuanto dije eso– También quería contarte que conocí a un chico, y me hace muy feliz... –Embocé una sonrisa mientras jugaba suavemente con mis dedos– Su nombre es Todoroki Shoto y es lo mejor que me pudo haber pasado, creo que estarías orgullosa de que haya encontrado a alguien que de verdad me quiera y esté allí para mi, a pesar de todo...
Unos recuerdos vagos comenzaron a pasar por mi cabeza, pero solo decidí soplar suavemente mi café, pero un pequeño suspiro se escapo por mis labios, le di un sorbo y baje un poco la vista para mirarla el vaso mientras lo movía un poco, esta un poco amargo.
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—Papá volvió, pero esta vez con una nueva familia... Tiene un nuevo hijo, su nombre es Seiji, tan solo tiene cinco años y no creo que se preocupen mucho por él, se ha ido apegando a mi desde el primer día que le hable... –Levanté suavemente la mirada, llevando mi vista hacía ella– ¿Crees qué está bien lo que estoy haciendo? ¿O qué debería de alejarme y dejar todo como esta? La verdad es que quiero seguir junto a él y apoyarlo, pero no se si esta bien... Quizás me estaría entrometiendo demasiado.
Quedé mirando el vaso por unos segundos, no sabía que hacer al respecto a ello, pero esa sensación se desvaneció al momento de que me di cuenta como una mariposa se paro en mi mano, y comenzó a mover suavemente sus alas.
Mis labios comenzaron a temblar suavemente, y mis ojos se cristalizaron un poco, pero solo tome una bocanada de aire para poder calmarme y embocé una suave sonrisa para levantar suavemente mi mano en donde estaba la mariposa.
Era casi imposible que anduviera una de ellas a esta hora, y mucho menos con el frío que estaba haciendo, así que había una sola explicación para esto, por la cual, no pude evitar emocionarme.
