Tuve que quedarme a hablar con Aizawa-sensei después de clases, para saber si tenía idea de esto, pero la verdad es que le causo sorpresa al igual que a mi, que nadie le había comunicado nada al respecto, aunque si averiguaría la razón de porque estaba aquí.
Le dije a los chicos que fueran a casa, ya que los demás nos estarían esperando para decidir que cosa haría cada uno en el festival, así que ahora estaba volviendo sola a casa, lo que me sirvió para pensar.
Aunque cuando estuve llegando a casa, me percate de que mi padre seguía allí, apoyado contra el barandal del pórtico, así que me detuve. Sin embargo, también había alguien más junto a él, parecía ser un niño y una mujer.
—Esto tiene que ser una broma... –Solté un pesado suspiro para volver a caminar–.
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Apreté firmemente la tira de mi mochila, con la intención de entrar directamente a la casa, pero en cuanto se dio cuenta de que ya estaba allí, se acercó inmediatamente donde mi para impedirme entrar.
—Kazumi, quiero presentarte a Y-
—Tengo cosas que hacer, por favor muévete –Dije interrumpiéndolo con cierta seriedad, además ya me estaba hartando–.
—No seas mal educada.
—Te vengo diciendo que me dejes en paz, y lo único que haces es seguir molestándome, te deje bien el claro que no necesito nada de ti y que te largaras –Volví a aclarar, pero está vez mi enojo quería salirse de control–.
—Tenemos que hablar, por favor –Dijo ignorando por completo lo que había dicho–.
—No.
La tención que se había formado entre ambos había sido de tal grado, que la pareja de este señor se acercó hacía nosotros para tratar de calmar los ánimos, pero la verdad es que lo único que quería hacer, era entrar a casa.
—H-Hola, mi nombre es Yagami Manami –Dijo un poco nerviosa mientras levantaba una de sus manos en forma de saludo. La quedé mirando con el ceño levemente fruncido– Y él es Seiji.
