13. Salto de Fe

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Mis ojos no comprendían lo que acababa de suceder, la tijera que había arrojado hace unos momentos se hizo añicos.

El hombre mostró una sonrisa de placer al ver como entraba en desesperación, dio un paso y me sobresalte, el extraño de los ojos rojos se rio a carcajadas. Agarré una regla que estaba en el piso y se la arrojé de nuevo en la cara, el resultado no cambió. La regla se rompió en pedazos diminutos al entrar en contacto con el hombre.

—¿Qué intentas hacer? ¿No lo recuerdas? Esas cosas no funcionan en nosotros—Afirmó el hombre mostrando una gran sonrisa de satisfacción

Le di la espalda y me comencé a arrastrar nuevamente hacia la puerta de salida aun sabiendo que no me dejarían salir del aula de clases con vida. Pero tenía que intentar salir por esa puerta.

—¿Estás intentando escapar sabiendo en la situación en la que te encuentras? —Preguntó Kevin

—Verlo en el piso en desesperación es demasiado placentero Kevin—Añadió el hombre

Tomé otra tijera del suelo y se la arrojé al hombre nuevamente, este la atrapo con sus dedos y la examino con cuidado. No había nada que pudiera hacer ¡Absolutamente nada!

—¡Ayuda! ¡Por favor! —Grité con todas mis fuerzas

—Nadie vendrá a ayudarte...acéptalo—Dijo Kevin

—¡Ayuda! ¡Me van a matar! ¡Alguien! —Grité con más fuerza

Me seguí arrastrando por el suelo, las costillas rotas y el resto de las lesiones me impedían moverme a una velocidad razonable.

—Chico creo que lo que intentabas hacer era esto—Comentó el hombre

Gire para verlo, dejaba caer la tijera que le había arrojado y la volvía a atrapar mientras me dirigía una mirada penetrante con sus ojos rojos. Asustado seguí arrastrándome por el suelo entonces vi que mi mochila estaba a unas sillas de mí, aproximadamente dos y ahí estaba mi teléfono. Estiré mi mano para alcanzar a la mochila, entonces vi como la tijera atravesaba mi mano dejando un agujero en esta. Solté un grito desgarrador.

—Vaya di en el blanco—Anunció el hombre mientras se acercaba

Me retorcí por el suelo maldiciendo del dolor, viendo como una gran cantidad de sangre salía de mi mano. Toda mi ropa se estaba empapando por mi sangre, quería gritar, pero el dolor me lo impedía.

—Bueno, es hora de terminar el trabajo—Dijo Kevin

—Así es—Habló el hombre

Entonces la puerta del salón se abrió, entraron tres inspectores al salón de clases, sus rostros se pusieron pálidos al ver la escena. Uno de ellos saco del bolsillo su comunicador y dijo:

—En el salón 7B hay un estudiante herido y hay dos personas hostiles, no sé sabe si están armados—

El hombre y Kevin se dirigieron una mirada, no se veían para nada preocupados por el hecho de ser descubiertos.

—Les sugiero que se entreguen pacíficamente, intentar escapar no tiene sentido alguno, ya hay 26 guardias armados en camino. Si intentan hacer algo no acabara bien para ustedes—Amenazó el inspector de la derecha

—Ya estamos aquí chico, déjame ver esta herida—Me dijo uno mientras se acercaba a mi

«Estoy a salvo, he sido salvado»

—¿Cómo te hicieron está herida? —Preguntó el inspector

Señale la tijera llena de sangre con mi mano izquierda, el inspector mostró confusión al intentar entender como una tijera me había hecho semejante agujero.

—No comprendo ¿Puedes explicar mejor? —Preguntó

—El miserable está hablando de esto—Dijo el hombre mientras tomaba otra tijera del suelo

—¡Quédese quieto! —Gritaron los otros dos inspectores

El hombre arrojo la tijera, esta atravesó el ojo del inspector que estaba al lado mío y salió por la parte trasera de la cabeza, este cayó muerto al suelo con un agujero en su ojo.

Los otros dos guardias miraron horrorizados lo sucedido y se miraron entre ellos buscando la solución.

—¿Ustedes en verdad creen que queremos escapar? Lo mejor sería decir que todos ustedes están atrapados con nosotros dos—Afirmó Kevin

Me arrastre hasta llegar a la entrada con los otros dos inspectores restantes

—Sáquenme...de...aquí—Logré decir a duras penas

Los inspectores se miraron entre ellos sin saber qué hacer, sus piernas temblaban al igual que todo mi cuerpo. Entonces vi como los guardias llegaban desde el fondo del pasillo, un inspector reacciono y me ayudó a levantarme, dejándome apoyarme en su hombro.

—Vamos, ya estás a salvo—Aseguró

Los guardias se pararon en la puerta apuntando sus armas a Kevin y el hombre, estos dos se comenzaron a reír como si fuese un buen chiste el hecho que les estuvieran apuntando con pistolas.

«¿Por qué se ríen? ¡Vamos! ¿Acaso no entienden que se acabó para ellos?»

Intenté mantener la compostura, la pérdida de sangre me estaba comenzando a afectar

—Hazlo Kevin—Pidió el hombre de los ojos rojos

Kevin señaló con sus manos pálidas a uno de los guardias sosteniendo el arma, este se tambaleo y sus piernas temblaron de una manera agresiva, los otros guardias se alejaron de él confundidos.

«¿Qué...Rayos está sucediendo?»

El guardia dejo de temblar, dejo de apuntar a Kevin y el hombre para apuntarle con el arma a su compañero de al lado.

—¿Qué estás haciendo Gonzalez? ¡Le tienes que apuntar a ellos! —Gritó su compañero asustado

El guardia jalo el gatillo y un gran estruendo se escuchó por todo el pasillo, el guardia le disparo a su compañero en la garganta. Este cayó al piso ahogándose con su propia sangre hasta dejar de moverse. Los otros guardias miraron a su compañero sin saber si debían apuntarle con sus armas, entonces otro le disparo a sus compañeros que estaban justo al frente mío, los guardias cayeron heridos al suelo.

—¡Se han vuelto dementes! Larguémonos de aquí—Gritó el inspector que me ayudaba asustado

Comenzamos a alejarnos lentamente por mi condición mientras oíamos disparos y gritos provenientes de mi salón de clases, hacía mucho frío...era extraño.

—La enfermera venía en camino ella...—El inspector fue interrumpido por unos disparos que recibió en la espalda, de a suerte pude apoyarme al borde de la ventana. Era un guardia el que había disparado, sus ojos estaban completamente blancos sin pupila o iris.

Miré al suelo para ver como el cuerpo del inspector mostraba un charco rojo debajo de este, entonces vi la ventana.

—¿Qué harás monstruo? —Interrogó Kevin mientras salía de mi salón de clases empapado de sangre mostrando una gran sonrisa

El guardia me apuntó con su arma y jalo el gatillo, pero no recibí ningún impacto su revolver se había quedado sin balas. Abrí la ventana y vi el estacionamiento de los profesores, abajo sentados sobre uno de los vehículos estaban: Rodolfo, John, Sara, Carolina, Emily y Elena. Con mucho esfuerzo me subí al borde de está contemplando la caída de varios metros, el grupo de chicos no tardo en percatarse de lo que planeaba hacer. Me estaban haciendo señas para que no me tirara de la ventana ¿Qué otra opción tenía? ¿Morir asesinado por esos dos? ¿O desangrado por mi herida? Vi a mis espaldas al otro lado, el hombre y Kevin se acercaban corriendo al darse cuenta de lo que planeaba. Al comprender cuál sería mi destino si no me tiraba, me dejé caer de la ventana.

El Fragmento del CreadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora