70. Carolina Jouvet V

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«Es el que ataco a mi compañero de clase, aquel que asesino a Jacobo»

Temblando e incrédula, me quedé petrificada aterrorizada, aquellos ojos rojos eran peor que la creación de Mengele. La ropa del demonio estaba manchada de sangre y otro líquido desconocido de tono anaranjado. Él dio un paso al frente y di un salto del susto.

«Me va a matar...no hay nada que se interponga en su camino»

El temor era tanto que mi cuerpo no reaccionaba, debía arrastrarme para huir pese que fuera en vano. Tenía que intentarlo, sin embargo, aquel demonio no era como la niña que Susana mató y yo no era como mi amiga. Ya estaba delante de mí, no hay escapatoria.

«¿Cómo terminará con mi corta vida?»

El demonio solo me tendió su mano.

«¿Quiere arrancarme el brazo como a Georgie?»

Aun no retiraba su mano.

—¿Necesitas ayuda? Vi que te lastimaste el tobillo—Dijo el demonio con tono grave

No moví ni un dedo, estaba segura de que era una trampa. No hay razón alguna para que me ayude ¿No? Si es tan poderoso ¿Por qué le importaría la vida de un insecto que solo pude aplastar? Debería terminar conmigo rápido, no me causa gracia que prolongue mis últimos momentos.

—No planeo matarte, si te quisiera muerta hubiera dejado que esa monstruosidad te despedace—

Lo observé desconcertada por su benevolencia después de haberle visto matar guardias y escuchar que mató al hermano de mi amiga. Mis razones para desconfiar eran obvias, no obstante, no es que sea de mucha utilidad desconfiar del demonio, yo era una hormiga al lado de él.

«¿Debo asumir que es inherentemente vil? Susana lo había dicho, todos son malvados, sin excepciones...¿Y la niña demonio que asesino? Ella no había hecho nada malo, solo estaba con ese chico que la defendió, ni comprendía que estaba ocurriendo»

La mano del demonio seguía extendida.

«No todos podían ser malvados ¿Todos los alemanes son de nacimiento malvados por la segunda guerra? ¿Todos los del partido PRD son ratas que roban? No puedo ser tan radical»

Me agarré de su mano, él jaló para ayudarme a pararme, solté un quejido porque el apoyar mi tobillo era muy doloroso. Sin pedirle permiso me apoyé sobre su hombro, este arqueó una ceja desconcertada por mi acción después de dudar en darle la mano. Estaba ante la expectativa de que me arrancará las entrañas por no pedirle permiso, no obstante, ni gruño o pareció fastidiarle.

—¿Qué hace una humana en este lugar? —Interrogó el demonio

—Una mujer extraña secuestro a mi padre—Repliqué sin dejar de apoyarme

—¿Y tú amiga la cazadora no pudo evitar que se lo llevara? —Cuestionó el demonio

—No era un demonio—Respondí

El demonio sonrió.

—Nosotros no secuestramos humanos, tal vez hagamos contratos con ellos o matemos a los que nos cazan, pero su especie no utilidad para nosotros para que decidamos secuestrarlos—

«Susana no sabía que era esa mujer, la intuición nos decía que era muy poderosa porque era capaz de controlar demonios»

—Esa mujer era capaz de controlar demonios a su voluntad ¿Sabes si alguna criatura es capaz de hacer eso? —Indagué

Él se llevó la mano a la barbilla pensativo y negó con la cabeza.

—Los ángeles solían manipular por la fuerza a los demonios débiles en la antigüedad, pero están extintos. El único que podría hacer eso en la actualidad es el rey demonio, pero él no tendría interés en los humanos—Explicó el demonio

El Fragmento del CreadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora