14. ¿Cuándo lograremos ser felices?

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Abrí los ojos...mi cabeza daba vueltas y me costaba enfocar mi vista.

«¿Qué había sucedido?»

Hace un momento la luz se había ido y el padre de Juliana había salido a ver que sucedía. No sé hace cuanto fue eso o porque estaba en el suelo ¿Dónde están los demás? Ellos estaban junto a mí antes de que perdiera el conocimiento, recién habíamos llegado de jugar en el parque y no recuerdo bien que sucedió...todo estaba confuso en mi cabeza.

—¿Juan? ¿Sebas? ¿Juliana? —Llamé sin obtener una respuesta

«¿Estoy dentro de la casa? Todo está muy oscuro y silencioso, no hay ni un solo sonido fuera de mi respiración»

Caminé con precaución ya que no podía distinguir bien las cosas en la oscuridad, entonces sentí algo blando sobre mis pies, me agaché y toque con mis manos para ver si reconocía que era, al parecer era alguien. Saqué el nintendo para encenderlo e iluminar, la persona era Sebas, estaba inconsciente y su frente estaba cubierta de sangre. Lo sacudí para ver si despertaba o reaccionaba, pero nada, puse mi mano al frente de los orificios de su nariz para verificar si respiraba, aún respiraba, pero por alguna razón no se despertaba.

Decidí dejarlo donde estaba y seguir caminando para saber qué había sucedido, el Nintendo no iluminaba mucho, pero pude distinguir unas manchas rojas en el suelo ¿Era sangre? El hecho de pensarlo hacia que todo mi cuerpo temblara, de seguro solo era pintura o algo que se había regado...no debería ser sangre.

Escuché unas pisadas y me di la vuelta al instante, la luz del Nintendo no daba para iluminar todo el pasillo, solo hasta unos cuadros y jarrones que estaban a unos centímetros de mí, mi corazón latía con fuerza y mis manos comenzaron a sudar.

—¿Hay alguien ahí? —Pregunté mientras movía el Nintendo de un lado a otro

No hubo respuesta, ni siquiera un sonido, suspire del alivio.

—¿Damián eres tú? —Preguntó una voz

—¿Quién es? —Pregunté nervioso

—Soy Juliana estoy con Juan, estamos escondidos detrás de los jarrones gigantescos —Indicó Juliana con un tono bajo

Iluminé los jarrones que estaban a unos pasos de mí, pude distinguir a duras penas los ojos de Juliana y el rostro cubierto de suciedad de Juan. Ambos salieron de entre las jarras sin hacer ningún ruido y se acercaron a mí.

—¿Dónde estabas Damián? Pensábamos que ese hombre te tenía —Preguntó Juliana mirando de lado a lado

—No lo sé solo desperté y no recuerdo que había sucedido—Respondí

—Ese hombre...él...m...ma—Juan intentaba terminar la oración pero sus temblores se lo impedían

—No digas eso Juan, mis padres de seguro están a salvo ese hombre solo entró a robar y puede ser que ya se haya ido—Aseguró Juliana con un tono muy bajo

—¿De cuál hombre hablan? —Pregunté

—No te importa si no te acuerdas, tenemos que encontrar a mis padres y a Sebas—Dijo Juliana

—¿Sebas? Esta inconsciente en la sala, intenté despertarlo, pero nada resulta, es como si estuviera en un sueño infinito—Expliqué

—Entonces supongo que deberíamos dejarlo donde está, busquemos a mis padres en el segundo piso—Comentó Juliana

Asentí con la cabeza.

Los tres subimos lentamente las escaleras, yo iba al frente iluminando el paso con la luz del nintendo, mis manos temblaban por la inseguridad que me causaba toda la situación y el hecho de no saber que encontraría. Juliana y Juan iban agarrados del mano detrás mío, su agarre era fuerte y seguro. Al llegar al segundo piso un olor desagradable me hizo sentir nauseas, me tapé la nariz y contuve las ganas de vomitar.

El Fragmento del CreadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora