27. Juan V

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6 de abril del 2014

Salimos de la librería con nuestras compras, Sofía y yo cargábamos parte de los libros de Kendra ya que no la pondríamos a cargar todo y el Sr. Smith anda en bastón, obvio no pondremos al señor que anda cojo a cargar peso. Y si el padre de Sofía se ofreciera a cargar libros no lo permitiría, me pagó los libros sin conocerme y me trajo a dar una vuelta a la capital. No es justo.

Dejamos nuestras compras en la camioneta para librarnos del peso y ya teniendo nuestras manos vacías seguir nuestro pequeño paseo. Caminamos por las tiendas y al pasar por la tienda deportiva me invadió la nostalgia de jugar el baloncesto en el equipo del colegio y salir a practicar los fines de semanas con papá. No recordaba la última vez que jugué con él o para el equipo.

Mire los tacos de baloncesto como un niño viendo su biberón, como disfrutaba anotar una canasta, dar pases excelentes y ganar.

«¿Podría volver a jugar? Tengo tantos años sin hacer deporte, demasiado tiempo sin pisar una cancha»

—¿Qué pasa muchacho? ¿Te gustaron las zapatillas? —Habló el Sr. Smith agachándose levemente para apreciarlas

No sabía que responder, por supuesto que me gustaban, pero no tenía caso gastar dinero en ellas si ya no jugaba y aunque dijera que regresaría jugar es probable que sea pésimo jugando.

—Te has quedado callado... ¿Tú nombre era Juan Sheck no? Recuerdo hace unas semanas hubo una reunión con padres de familia y profesores, mencionaron que un tal Sheck era muy bueno jugando al baloncesto pero que abandono el equipo repentinamente—Comentó el Sr. Smith

Seguí en silencio ante el comentario imprevisto del padre de Sofía, no creía que el entrenador del equipo me tenía tanta estima para mencionarme después de tantos años.

—¿Eres el Sheck que mencionaron no? Eres hijo único...—

—Sr. Smith...—No se me permitió terminar la oración porque el viejo hizo un ademán

—Toma las zapatillas muchacho—Dijo Smith haciendo un ademán para que entre a la tienda

—¿Disculpas? —Repliqué incrédulo

—Toma las zapatillas...serán un regalo de mi parte—Insistió Smith

Sofía levantó una ceja desconcertada ante la generosidad de su padre, ni ella entendía porque su papá era tan amistoso conmigo. A lo mejor solo era un buen señor o me tenía lástima.

—Pero tienes que volver al equipo, regresa y da la mejor de ti—

Asentí con la cabeza.

«Quería rechazar el regalo porque me avergonzaba demasiado que después de comprarme unos libros me compre otra cosa, pero al mismo tiempo sería de mala educación rechazarlo»

Entre a la tienda deportiva y cogí las zapatillas, caminé hasta la caja considerando volver a dejarlas donde estaban, pero algo me impidió hacerlo. Las puse en la caja y el trabajador lo paso por el sensor, el precio apareció en la pantalla y el Sr. Smith ya esperaba con la tarjeta de crédito en mano.

—¿Cuándo cumples años? —Preguntó Smith mientras metía su tarjeta en la billetera

—El...—No terminé la oración porque estaba considerando mentirle porque era vergonzoso decir que hoy cumplía años y estaba en un cementerio en lugar de estar celebrando

«Pero mis padres siempre me insistieron en que mentir era malo»

—Hoy—Dije sin pensarlo más

Esperaba unas carcajadas del viejo ya que tal vez pensaría que lo estaba tomando del pelo o una insinuación de que estaba mintiendo para que no se arrepienta de haberme comprado dos cosas hoy, sin embargo, no mostró ni una señal de sorpresa ante mi respuesta. En cambio, Sofía y Kendra si se mostraron sorprendidas con sus semblantes llenos de júbilo.

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