56. Sebastián

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7 de junio del 2014

4:30 A.M

Luego de buscar el cuaderno de Lily y tomar el bastón mágico que me dio Alea, me encontré con el grupo en los límites de la sección moderna del colegio. Ahí estaba una puerta oxidada llena de polvo, la puerta que me daría las respuestas a que sucedió con Paula.

Estaba ansioso y al mismo tiempo me sentía algo culpable, yo solo estaba viniendo por mis propias razones cuando Carolina siempre se preocupó por la unión del grupo. No era nuestra amiga, pero insistió en que arreglara las cosas con Juan y que fuera a visitar a Damián al hospital pese a no ser buen amigo. Yo ya estoy decidido en que no le debo perdonar nada a esos dos, fui un excelente amigo de los dos y ellos me menospreciaron.

«¿Qué amigo se burla de la enfermedad terminal de tu madre? ¿O sale corriendo para salvarse su propio pellejo cuándo te has metido sin pensarlo dos veces?»

Esos dos no merecen el perdón, no importa que tanto rueguen...no los necesito.

«Puedo entender el miedo a perder alguien querido, pero por alguna razón no siento que este aquí por Carolina, no importa cuántas veces le paso los apuntes al grupo, cuántas veces detuvo discusiones o el esfuerzo innecesario de hacer que superemos nuestras diferencias. Estoy aquí solo por mí, para saber quién es mi padre y entender que tiene porque cambiaron a mi hermana con otra niña»

No me sorprendió ser el último en llegar, todos por excepción de Alberto y yo vienen porque realmente les importa Carolina, eran sus verdaderos amigos y estaban con ella en los momentos cruciales. Incluso Susana que he juzgado tan duro desde que asesino a la niña demonio, sin tener que preguntarle podía darme cuenta de el cariño que había desarrollado por Carolina al que está llevaba su collar de pentagrama.

El collar era un objeto con un valor emocional para Susana, como lo era el diario que le dio Amelia a Damián o el Nintendo de Juliana que aún conservaba Juan, para mí era el último juguete que me regalo mi madre. Susana no le dio ese collar a Alex o Jacobo, prefirió dárselo a Carolina.

—¿De verdad quieren venir? No tienen porque venir...puede ser muy peligroso además es mi padre, no el de ustedes—Dijo Carolina

—Eso no nos importa, eres nuestra amiga y haremos lo que sea para que el tío regrese— Respondió Emily

—Gracias chicos... ¿Nadie ha escuchado algo de Sara? Lleva varios días sin responder mensajes—Dijo Carolina

Todos negamos con la cabeza, si no la mencionaba no hubiese acordado que la mejor amiga de Amelia también estaba en esto de alguna manera. Tal vez solo estaba harta de todo esto y necesitaba un descanso. No me sorprendería.

—Chicos sé que me ven como una especie de mentora porque combatí con Kevin y el demonio, no obstante, no estoy segura de que pueda protegerlos—Afirmó Susana

«Al menos está vez no estorbaré, haré la diferencia con lo aprendido»

—¿No estás siendo muy dramática con eso? No hay nada en Panamá que pueda sorprendernos...estamos en un país donde abusan de niños en albergues y nadie hace nada al respecto—Comentó Rodolfo

Susana y Alex intercambiaron miradas.

—El caso Senniaf, no me sorprende que no sepan que es...más tapado por el gobierno no puede estar—Añadió Rodolfo

—Eso esta turbio—Dijo Alex haciendo una mueca de asco

—Estoy segura de que no ocurrirá nada malo, iremos por mi padre y regresaremos a dar clases como siempre—Proclamó Carolina

Susana negó con la cabeza.

—Chicos es de verdad, no sé qué esperar ahí adentro, no pude hacer nada contra Kevin y el demonio, no pude evitar que John y mi hermano mueran...—

El Fragmento del CreadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora