44. Juan IX

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«No puede ser...no puede estar ocurriendo esto ¿Por qué Jacobo?»

El demonio sonrió con satisfacción.

«¿Y los otros? ¿Qué ocurrió con los otros?»

—Con tu amigo no seré tan compasivo, haré que mire sus cuerpos destrozados cuando termine con el resto, no debería demorarme mucho—

Temblé, lloré y la verdad se revelo ante mí. Voy a morir aquí, no saldré del hospital con vida. Apreté los puños con fuerza, no quería pensar en cuanto dolería ser despedazado por un demonio, pero era inevitable que cruzara por mi mente.

Una mano me tocó el hombro, era un chico unos años mayor que yo, alto y delgado, con el cabello castaño desordenado. Jamás lo había visto. En su cinturón llevaba dos navajas y una pistola, en la espalda llevaba algo que no identificaba.

«¿Es un guardia de seguridad? No, no era un guardia de seguridad»

—Niño deberías irte porque las cosas se pondrán feas, eso que está ahí es un demonio y es muy peligroso—Dijo el muchacho

Lo miré perplejo, él sabía que era un demonio.

«¿Es un cazador? ¿Conocerá a Susana?»

El demonio estaba a unos metros de nosotros.

—Soy Jack York, líder de los cazadores santos y he venido a cazar a este demonio, en esa habitación que está a tu lado está una amiga a la que le tengo mucho aprecio y le debo la vida—

Miré la habitación, era la misma que la de Damián.

«¿Su amiga es Adelina? ¿Cómo la conoce?»

—Mi amigo también está en esa habitación, no me puedo ir de aquí y dejarlo—

No le dio tiempo de responderme, el demonio le lanzó un puño, Jack lo esquivó con dificultad y con la otra mano me empujo hacia atrás. El monstruo recibió una flecha en el hombro que le atravesó, este no demostró signos de sentir dolor, pero se mostró confundido. Agarró la flecha, pero su mano se encendió y la retiro al instante.

—Bien hecho María, eso nos dará una ventaja sobre él al menos para lisiarlo y darle muerte—Comentó Jack

Una chica caminó desde el otro extremo del pasillo, tenía un arco de un material que no reconocía y un carcaj en su cintura. Tenía un crucifijo colgando de su cuello al igual que Jack.

—Ya veo son los cazadores católicos...pensaba que ya no existían—Dijo el demonio

—Seguimos existiendo y te daremos fin—Dijo Jack sacando el objeto que no podía identificar

Era una guadaña negra, tenía un largo de aproximadamente dos metros de largo. Jack atacó velozmente con corte dirigido hacia el cuello del demonio, este frenó la guadaña con la mano que no estaba ardiendo. Jack intentó retirar el arma, pero la criatura la retuvo sin dificultad.

—¿Acaso no le he cortado? —Dijo Jack jalando con fuerza

El demonio lo levantó con la guadaña y lo arrojó contra la pared, la pared se rompió en pedazos. María disparo varias flechas que rebotaron contra la espalda de este. No podían cortarlo o penetrarlo, era inmune.

Susana nos contó que con un arma con el material del inframundo o un arma sagrada puedes dañar a un demonio, pero estos no le han podido hacer ni un rasguño.

«¿Por qué? No tiene sentido que no lo podamos dañar, hasta yo vi cuando la hoja de Susana cortó una cabeza»

María disparo una flecha con punta blanca que impacto en el suelo y causo una explosión blanca, salí desprendido varios metros hacia atrás y choqué con alguien. Era el tío Alaric.

El Fragmento del CreadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora