1 de Junio del 2014
Pasé la peinilla por mí cabello enrulado, mientras escuchaba a Mozart con el sistema de música. Deshacer los rulos era complicado, tenía que hacer ver mi cabello lo más liso posible, pues los rulos eran horribles.
Mi espejo era pulcro y en la parte superior había fotos pegadas, fotos de mis viajes en familia con mis padres. Desde bebe hasta las últimas vacaciones. Era hija única, por lo tanto, robaba todo el espacio en las fotos.
La mayoría era de Paris ya que mi familia paterna viene de Francia, las otras eran de Grecia, Italia, Escocia, Alemania y algunas de Egipto. Sobre mi escritorio tenía las fotos de mis amigos de toda la vida, Elena, Emily y Rodolfo. Ahora tenía algunas con Susana, pero la verdad mi amiga no disfruta mucho sacarse fotos.
Estábamos en nuestra semana de vacaciones y por lo tanto los invite a mí mansión. En la noche llegaban Emily y Elena, mañana viene Susana con sus hermanos temprano y Rodolfo depende de si sus padres se apiadan de él, fracaso matemáticas este trimestre.
Rodolfo y yo siempre hemos sido cercanos. Él siempre ha estado para mí y nunca me ha fallado. Atento, afectivo, honesto y noble.
Pero eso no evitaba que a mi padre no le agradara mucho que sea mi amigo, no le gustaba que fuera regular académicamente porque sentía que era mala influencia para mí. Su argumento es que va a ser que mis calificaciones bajen y no tiene nada bueno que aportarme, pero estaba muy equivocado.
No obstante, hoy quería ver a Susana, quería saber cómo le había ido en los exámenes y aprender más de ese mundo ajeno al nuestro.
Tocaron la puerta y la mucama habló.
—Carolina, el desayuno está listo—
—Gracias, ya voy bajando—Repliqué
Salí de mi habitación al pasillo, teníamos cuadros hermosos colgados en la pared y artesanía antigua que heredamos por parte de papá. Era tan vieja que ya ni él sabía de dónde provenía originalmente, lo único que sabe es que las jarras pertenecían a una población que dejo de existir hace mucho, algunas tenían inscripciones en idioma que no reconocemos y otras estaban en latín.
Había jarras con dibujos extraños de seres que no parecían humanos, utensilios de piedra cubiertos de polvo, unas piedras que brillaban un poco y por último una tablilla antigua en una vitrina.
La tablilla tenía el mismo idioma que las jarras, en su momento cuando mi padre era adolescente me contó que le preguntó a su abuelo por el idioma de la tablilla y este respondió que no tenía idea pero que lo más posible es que fuera un idioma tan antiguo como la existencia de los primeros humanos.
Algunas jarras tenían dibujos más comprensibles, gente ahogándose con animales en lo que parecía ser un mar con lluvia y un hombre buscando una planta en el fondo del océano. Realmente son reliquias familiares interesantes.
Bajé las escaleras caracol apreciando nuestra enorme sala de estar, adornada de joyas de todo tipo, la más cara que es el diamante está bajo llave en la caja fuerte.
Me senté en el comedor, el mantel blanco cubría todo el comedor y sobre mí estaba el candelabro de techo. Que se encontraba apagado porque era de día, una mucama me sirvió el desayuno. Tortillas, con trozos de chorizo con waffles de chocolate y café geisha.
Lo devoré sin compasión y la mucama vino a llevarse el plato para la cocina. Estaba de vacaciones y todavía no habían llegado las visitas, en este momento todo era mío.
Leí "El forastero misterioso" de Mark Twain hasta el mediodía quedándome menos de treinta páginas para terminarlo. Quedé enganchada, pero tuve que dejarlo ahí porque necesitaba un descanso. Almorcé algo ligero y decidí perderme en mi jardín.
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El Fragmento del Creador
FantasyCategoría: Fantasía Oscura Damián Heerse sufre de amnesia desde los ocho años, provocado por un accidente, o al menos eso dicen sus padres los cuales no muestran ningún tipo de afecto hacia él. Lidiando con el abuso escolar y el maltrato en casa un...