45. La venganza de 60,000 años

45 12 15
                                    

10:09 P.M

Adelina hizo inscripciones en las paredes y puerta con sangre, yo todavía no procesaba que estaba ocurriendo. Hace unos momentos se escuchó un estruendo y unos gritos en el pasillo, pero no hicieron que mi ojo se despegara de que lo estuviera haciendo Adelina.

La puerta tenía escritos en un idioma que desconocía, estos resplandecían estando escritos de sangre lo cual me desconcertaba. Se escuchó un golpe contra la puerta y vi una luz blanca resplandecer.

Adelina miró la puerta y se mordió el labio.

—Ya está aquí—

Su semblante se turnó melancólico, otro golpe contra la puerta acompañado de un esplendor que cubrió toda la habitación. Adelina no mostraba señales de asombro o de miedo lo cual me desconcertaba mucho. Escuché una voz al otro lado de la puerta, no le entendí que quería decir, pero creo que se estaba quejando.

Hubo un tercer golpe y un pedazo de la puerta salió desprendida hasta el otro extremo de la habitación pasándole a Adelina cerca de su brazo. Un brazo ensangrentado salió del agujero que había quedado en la puerta, al tocar la parte de adentro de esta unos grandes cortes aparecieron en sus manos haciendo que la sangre salpicara por todas partes.

Escuché un quejido y el brazo se estiro más para alcanzar la manija y abrir la puerta, cuando esta se abrió el brazo se cayó al piso. Ulises entró a la habitación lleno de sangre y sin un brazo, jadeaba y sus ojos eran de un rojo resplandecientes.

—Ustedes moscas no paran de interponerse en el objetivo de mi vida—Toció sangre—Maté un ángel, cazadores y un hibrido para llegar aquí, sin embargo, no tengo idea de que eres, nadie debería ser capaz de dañarme...pues estoy encima de todas las cosas en el mundo de los humanos—

Adelina no mostro ninguna emoción en su rostro.

—Que sea o quien soy no tiene importancia demonio, puedes retirarte y conservar el otro brazo—Amenazó Adelina

—Sea lo que seas has mermado mi capacidad para regenerarme, pero yo saldré victorioso—Comentó el demonio

Ulises tambaleó y se apoyó con el brazo izquierdo en la pared, se rio a carcajadas.

—No puedo hacer eso, he vivido para este momento y no planeo irme sin asesinarlo—

Adelina chasqueó los dedos y todo se ilumino, al desaparecer la luz había un charco de sangre donde se encontraba Ulises. Adelina retrocedió unos pasos jadeando.

Ulises volvió a la habitación dando pasos lentos, su ropa estaba desgarrada, su piel tenía incontables heridas, le colgaba un pedazo de oreja. A pesar de todo el daño que había recibido sus ojos estaban clavados en mí, él estaba decidido en terminar con mi vida.

Adelina chasqueó los dedos de nuevo pero esta vez solo un brillo leve que perforo las costillas de Ulises, él cayó al suelo de rodillas, pero se mantuvo firme y esbozo una sonrisa triunfante.

Adelina se llevó las manos al estómago, se retorció y vómito una gran cantidad de sangre, cayó al charco de sangre sus víctimas inconsciente...

El Fragmento del CreadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora