58. Carolina Jouvet III

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Las vísceras de Sebastián se desparramaron en el gélido suelo negro. Su cuerpo cayó inerte haciendo salpicar su sangre, sus manos temblaron por unos instantes para luego sucumbir al vacío del final de la existencia.

Seguí buscando en la mochila sin fondo, comida, utensilios, cuadernos, pero nada que pudiera acabar con la criatura creada por un hombre sin alma. Ningún arma o algo que pudiera hacerle daño.

«Ya sabemos por las anotaciones de Mengele que la magia no le afectara por lo tanto eso no entra en las opciones»

Miré el cadáver desfigurado de Elena y los intestinos de Sebastián, sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo y nauseas. Deje de buscar en la mochila sin fondo, la imagen de Emily hecha pedazos y su sangre salpicándome. Era toda mi culpa, debía haber venido sola, aunque la que hubiese terminado con el estómago en el piso.

«¿Por qué esa mujer se tuvo que llevar a mi padre? ¿Para qué lo necesitaba? ¡Todo iba excelente! ¿Por qué tuvo de destrozar mi felicidad? ¿Por qué mi padre? ¿Por qué mis amigas?»

Mis brazos llenos de sangre mis amigas hicieron que me mareara, vomite en el piso a un lado de la mochila sin fondo, Rodolfo dejó la mochila sin fondo a un lado.

—¿Carolina? ¿Qué ocurre? —Preguntó

«Si llegara a rescatar a mi padre ¿Cómo podría seguir viviendo? Todos los días de mi vida las escenas grotescas del día de hoy me torturarían... ¿Cómo les explicaría a sus padres lo que ocurrió?»

Rodolfo me sacudió con fuerza.

—¡Carolina! —Gritó

Mis ojos se postraron sobre la mochila sin fondo y luego desvíe la vista a Alex que tenía el rostro cubierto de sangre, le faltaban varios dientes y se tambaleaba. Su hermana Susana seguía haciendo lo que podía, bloqueaba esquivaba y amortiguaba los golpes como podía.

—Carolina si no encontramos algo de utilidad ellos van a morir—Insistió Rodolfo

«Inmune a la magia, nos supera físicamente, tiene alcance y por la manera en la que murió Sebastián puedo asumir que tiene un gran campo de visión o tiene una manera de percibir personas y objetos. Era evidente que deberíamos intentar huir.»

Detrás de la criatura había un gran túnel por el cual podríamos escapar, pero era lo suficientemente grande para que nos pudiera seguir y no daba a ningún lugar quedaríamos atrapados. Las patas metálicas que eran similares a las de un caballo parecían ser de un metal común. Los distintos torsos se veían humanos, pero por la longitud de sus brazos podía inferir que de alguna manera mezclaron brazos de otra criatura con el torso humano. En el centro había un torso mucho más grande que el de un humano común que sostenía el sable que termino con la vida de Sebas.

«Ese torso funciona diferente al resto y es el más peligroso por la longitud de su arma, el cadáver de Alberto no lo hemos visto así encontró la manera de escapar»

—Debemos encontrar la manera de incapacitarlo y huir por el túnel que está detrás suyo—Dije

Rodolfo pestañeo.

—¿Qué? —Dijo desconcertado

—No podemos vencerlo, pero podríamos escapar y dejarlo tocado para que sea incapaz de seguirnos, no veo los restos de Alberto así que logró huir—Dije

Rodolfo se estaba poniendo de pie, pero lo sostuve de su manga para detenerlo.

—Espera, estoy segura de que debe tener un arma de distancia para evitar que escapemos—Le dije mientras que con mi otra mano le hice un ademán para que regresara a cobertura

El Fragmento del CreadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora