2. El hombre misterioso

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El día era soleado, escuchaba las sirenas de las ambulancias, no había indicios de lluvia en el cielo. Los doctores y paramédicos corrían de un lugar a otro, algo ocurrió, como un gran accidente o catástrofe. Caminé por el estacionamiento del hospital, curioso y confundido, juraba que hace unos instantes estaba en el Instituto Seele. Algo no estaba bien, no podía sentir el calor abrasador del sol o la brisa cálida. Solo escuchaba voces; los automóviles, las ambulancias llegar e ir, niños preguntando por sus padres.

—¡Ayuda por favor! ¡Acabo de romper fuente! —Gritó una mujer

Miré el estacionamiento, veía carros, personas y árboles, pero no a una mujer a punto de dar a luz, hasta había autos ardiendo en llamas y personas en condiciones graves. Había un bus que se llevó varios carros, estaba en fuego y no me costó distinguir personas calcinadas dentro de este. Corrí por los estacionamientos, todo era un caos, mujeres, niños, ancianos y animales muertos por todos lados. No fueron provocados por balas, parecían quemaduras o mordidas hechas por un animal grande.

«¿Qué ha pasado aquí?»

—¡Ayuda! ¿Hay alguien cerca? Estoy dando luz a mi bebe y estoy perdiendo mucha sangre y no quiero perder a mi bebe—Gritó una mujer

—¡Ya voy en camino! —Dijo una voz familiar

Un hombre alto, rubio y vestido de forma formal pasó justo al lado mío, era mi padre, Alaric Heerse.

«Esto no puede ser posible ¿Qué hace mi padre aquí?»

—Muchas gracias señor, pensaba que daría a luz sola y moriría en el parto—Agradeció la mujer

Me aproximé con cautela, en el suelo había una mujer en un gran charco de sangre, tenía un gran moretón en la frente y un pedazo de vidrio le atravesaba la pierna derecha. Sus manos estaban llenas de cortadas profundas, su tez estaba pálida.

—Voy a morir, voy a morir, no conoceré a mi hija—Dijo la mujer en voz baja

—Usted no va a morir, será fuerte y dará luz, presenciaras el crecimiento de tu hija —Dijo mi padre con confianza

—¿Usted tiene hijos? —Preguntó la mujer sin despegar los ojos de papá

—Tengo una niña de un año, llamada Amelia, mi mujer está esperando a nuestro segundo hijo, hace unas semanas nos enteramos de que estaba embarazada —Respondió mi padre mientras sus ojos se llenaban de lágrimas

—¿Por qué llora? Debería de estar contento—Preguntó la mujer forzando una sonrisa

—Mi hijo nunca sabrá que lo amamos—Respondió mi padre

—¿Cómo es eso posible? ¡Auch! Todo niño debe...saber...que sus padres lo aman—Preguntó la mujer jadeando

—¡Olvídese de eso ahora mismo! Usted tiene que dar luz a su bebé ¿Verdad? Vamos ¡Puje! —Dijo mi padre con emoción

La mujer jadeó, pujo una, dos, tres y cuatro veces. La mujer tenía su cabello rubio pegajoso de sangre, le costaba mantener sus ojos abiertos, no lo iba a lograr, no tenía la fuerza necesaria.

—¡Vamos, usted puede! —Gritó mi padre con fuerzas

Escuché los llantos de un bebé, la mujer lo había logrado, había dado a luz a su bebé. Era muy pequeña, dando una sensación de que necesita ser protegida. Tenía unos pocos cabellos rubios como su madre, los ojos eran de un azul de cielo, los cuales me dejaron paralizado, era extraño. Sentía como si esos ojos los hubiese visto anteriormente.

El Fragmento del CreadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora