6. Mi hermana al volante

354 71 292
                                    

13 de octubre del 2013

Abrí los ojos, los ojos ámbar de Amelia estaban muy cerca de los míos, bostecé del cansancio preguntándome porque me había despertado. Creo que había soñado algo interesante, bueno si fuera interesante lo recordaría al menos.

—¿Hermana para que me levantas? —

—¡Recuerda que tenemos schule! —Replicó mientras tiraba mis sabanas al piso y me pasaba un emparedado de salmón envuelto en papel

—¡Mierda es cierto! ¿Qué hora es? —Respondí mientras me levantaba de la cama al mismo tiempo que digería lo más rápido posible el sándwich hecho por Amelia

—Son las ocho y media—Aseguró Amelia

—¿Cómo puedes estar tan relajada? Vamos tarde y tengo examen a la tercera hora, el bus de seguro nos dejó y vamos a tener que agarrar uber. Recuerda que papá y mamá están de viaje y no nos pueden llevar. Tampoco le escribimos al chofer con tiempo, vive en la capital y nunca llegará a tiempo—Dije mientras sacaba la mochila debajo del monte de ropa sucia que tenía.

—Todo eso está solucionado, usaremos el Mercedes de mutter y compraremos el desayuno en el camino ¿O te basta con el emparedado que hice? —Replicó Amelia con una sonrisa maliciosa

—¿Estás mal de la cabeza? Si destruyes ese carro de seguro mamá nos va a colgar en la entrada de la casa y estoy seguro de que no sabes manejar... ¡Ni tienes licencia! —Contesté alterado

—Mira pequeño Dami, la licencia no importa siempre y cuando no me choque, lo de manejar...digamos que Chandler me ha enseñado algo con su camioneta vieja—Anunció Amelia con aire de orgullo

—Tienes que estar bromeando—Repliqué bostezando

—¡Oh! Por supuesto que no, vamos Damián hay que ir a comprar el desayuno—Dijo Amelia mientras me arrastraba

«Voy a morir sin haberle gustado a una chica y haberme graduado»

Era lo que pensaba mientras que mi grandiosa hermana intentaba salir de nuestra barriada sin matar a alguien o llevarse la basura. Primero se enredó encendiendo el auto y el carro es automático, no tiene cambios. Después de cinco intentos de encender el auto se estrelló con nuestra basura y la del vecino. No quiso bajarse a ver si había rayado el Mercedes-Benz 300 SLR Uhlenhaut de nuestra madre y yo solo me lleve la mano al rostro.

Salir de la urbanización con el auto intacto fue todo un desafió, mi hermana no controlaba bien el acelerador y era demasiado nerviosa. Casi choca al político Mario Vargas y al dueño del periódico la Prensa en sus aceleraciones sin control. Le dimos a un motorizado de Pedidos ya, pero por suerte no se cayó de su moto, por supuesto nos mandó para la verga. Pensaba que todo se había terminado cuando vi la garita, que no habría más estragos de parte de mi hermana, pero logró sorprenderme llevándose el palo de seguridad y la silla que usaba el guardia para sentarse a escuchar la radio.

—¡Scheisse! —Gritó Amelia cuando el palo se dobló y la silla se partió en pedazos, dio un frenazo antes de estrellarse con un bus que venía a toda velocidad

—¿Acaso nos quieres muertos? —Grité agarrándome con fuerza de lo que tuviera a mi alcance

—Nein, solo estoy algo fuera de práctica...ya verás que en la carretera me irá mejor—Insistió mi hermana mientras entraba a la calle

En la carretera mi hermana tenía menos riesgo de matarnos con objetos inanimados pero los huecos y los taxistas fueron nuestros enemigos, Amelia se comió casi todos los huecos de la carretera y logró esquivar a varios taxistas que daban giros indebidos o manejaban en medio de los paños para después frenar de golpe. Ella no pudo evitar bajar la ventana e insultar a los conductores en alemán.

El Fragmento del CreadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora