Capítulo 26

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Raziel regresó apurado temiendo que su visitante se hubiera ido, pero como le prometió, se encontraba en el mismo lugar donde se había quedado, así que se tranquilizó y se sentó frente a él, sin embargo, se dio cuenta que a pesar de que su cuerpo estaba ahí, su mente viajaba en otra dirección, así que tomó en su mano una peón blanco y lo movió hacia adelante golpeando el tablero de ajedrez con fuerza para llamar su atención:

- ¿Continuamos Azrael? – creyendo que llamaría su atención con el movimiento realizado.

- Por supuesto, continúa con tu historia – girándose hacia el prestándole nuevamente atención a su interlocutor, sin inmutarse en lo más mínimo por el golpe emitido.

- Como te decía – continuo hablando Raziel - pasaron muchas cosas en ese entonces, no sé si estabas enterado, pero hace algunos años, hubo un incidente con el señor que fungía como Dios de la Tierra, que puso de cabeza a todos los Dioses.

- Realmente no lo recuerdo – hizo un ademán con la mano - ilústrame por favor – contestó interesado.

- Pues bien, en aquel entonces comenzaron a existir diferencias entre algunos de los dioses por saber quién era el más poderoso, así que competían entre ellos para demostrarlo, pero tales actos traían severas consecuencias, porque el uso de los poderes o habilidades de los contendientes, afectaban de forma directa a los humanos causando calamidades y el más interesado en que eso ocurriera, era el Dios de la Tierra. Sin embargo, como era de esperarse había otros dioses que no estaban de acuerdo con tales actos y comenzaron las quejas, así que, mi padre quien era la máxima autoridad en ese momento tuvo que intervenir para tranquilizar los ánimos, pero a pesar de que lo consiguió, lamentablemente las cosas no terminaron ahí.

- ¿Qué pasó entonces? – le pregunto interesado Azrael.

- Pues – suspiró – creyeron que lo habían resuelto y las calamidades se detuvieron, por lo que dejaron las cosas como estaban y no descubrieron cuales eran las verdaderas intenciones del Dios de la Tierra, pero para cuando supieron la verdad de lo que realmente tramaba ya era muy tarde.

- ¡No entiendo! creí que todo había sido resuelto, porque de pronto las cosas se tranquilizaron ¿no fue así? – lo miró intrigado al sentir que había algo oculto que desconocía.

- Si se tranquilizaron, pero el precio que se pago fue muy alto y mi padre, todavía al día que se retiró, se lamentó y se sentía responsable de lo ocurrido, por no haber actuado a tiempo y haberlo detenido.

- Creo que esa parte de la historia no la conocía ¿puedes ser más claro? – mientras se apoyaba en la mesa como para prestarle mejor atención a esa parte de la historia.

- Pues veras, la intención del Dios de la Tierra no era realmente ver quién era el dios más fuerte, sino eliminar en su totalidad a los humanos, porque ya estaba harto de ellos, porque según él, los hombres no merecían los beneficios que la tierra les ofrecía y estos solo correspondían destruyéndola – levantó los hombros - pero como ya sabes, los Dioses no debemos matar humanos, ¡está prohibido! al igual que, no podemos enviar a ninguno de nuestros ángeles, demonios, asistentes, ayudantes, parcas o como les llamen a dañarlos, porque al ser seres celestiales o inmortales conllevan la misma obligación que su superior.

- Así que provocaba pleitos entre los dioses para que con el uso de sus poderes dañaran a los humanos de manera indirecta y así eliminarlos poco a poco. ¿no es así?- contestó Azrael tratando de no sentirse tan ignorante del asunto.

- Es correcto, pero el proceso era muy lento, porque con hundir barcos, un temblor, una erupción de un volcán, un diluvio o lo que se pudiera crear no era suficiente, seguía habiendo muchos humanos vivos, así que se puso a investigar.

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora