En las profundidades del inframundo, Azrael se encontraba pensativo, apoyando sus brazos sobre sus rodillas, con la mirada clavada en un punto de la habitación, estaba sentado sobre un sillón de terciopelo rojo con bordes en oro, situado en el frente de una gran salón muy bien iluminado, lleno de lujos y excentricidades, dándole un toque único y codiciado que haría que cualquiera se perdiera en tal majestuosidad. Sin contar que a diferencia de la creencia general de que es un lugar horrible y lleno de lamentos, no se escuchaba sonido alguno, sin embargo, a pesar de lo llamativo de la estancia, su dueño no desprendía el mismo brillo, estaba tan molesto consigo mismo, que un resplandor rojo comenzó a cubrirle el cuerpo al grado que parecían unas llamas a punto de consumirlo.
Seguía dándole vueltas a la plática que había tenido anteriormente con Raziel, no daba crédito a lo que Helena tuvo que vivir en ese entonces, se daba de topes de solo pensar que estuvo sola y que él no hizo nada por ella, pero lo que más le indignaba, era darse cuenta que ignoraba por completo todo lo que ocurrió, y que todo el tiempo que había transcurrido desde entonces, había tenido una idea equivocada de lo que realmente había sucedido y eso lo hizo enfurecer más.
Se levantó furioso de su asiento, las llamas que unos minutos antes lo rodeaban, ahora lo cubrían por completo, de pronto el fuego comenzó a expandirse por el lugar y no solo lo cubrían a él, sino también al sillón e iba avanzando cada vez más, cubriendo poco a poco gran parte del salón. Parecía que en instantes todo el lugar quedaría consumido por el fuego que desprendía, pero en ese momento escucho una voz en el fondo de la habitación:
- Vengo a reportarme, su excelencia – mientras se inclinaba ante él.
Cuando escucho la voz, volteó con toda intención de acertarle un golpe y descargar un poco de la furia que contenía en su interior, pero no lo hizo, cerró los ojos y las llamas que cubrían tanto el lugar como su cuerpo se desvanecieron por completo, en cuestión de segundos aquel ser que parecía fundirse con las llamas se volvió frio y sereno, por lo que al tomar su compostura se dirigió hacia la recién llegada, quien seguía postrada a unos escasos metros de él:
- Te escucho, Alyssa – volviéndose a sentar en su sillón – ¿qué noticias me traes?
La recién llegada se puso de pie al escuchar su voz, su rostro era de una chica joven, pero con un semblante frío y serio, lucía una hermosa cabellera rubia que caía sobre su espalda y sus ojos azules lo miraron, mientras le daba el reporte que en ese momento se disponía a entregar:
- Vengo a informarle que después de mis rondas rutinarias que realizó para vigilar la labor de mi zona, descubrí que hay movimientos extraños entre algunos espíritus de la tierra.
- ¿A qué te refieres? – le preguntó interesado.
- Me enteré de que, en diversas partes de la tierra, se están formando grupos de estos seres, preparándose para realizar algo en conjunto, al parecer se trata de un acto de rebelión.
- ¿Rebelión? ¿estás segura de eso?- mientras meditaba e hilaba cada palabra que escuchaba.
- Es lo que parece, no quiero mal informarlo al respecto, pero por las quejas que se han escuchado y los temas que se ventilan en dichas reuniones, todo parece que de eso se trata.
- ¿Quejas? ¿ahora de qué se quejan?- estando enterado que todo el tiempo, ha habido quejas de parte de ellos.
- En general, parece que no están de acuerdo con el actuar del Dios de la Tierra, creen que no son escuchados por él, que se entera de cosas que los perjudican y no hace nada por ellos y la principal es que cada día que pasa su número disminuye, por la destrucción que los humanos realizan sobre las zonas protegidas que habitan, porque a diferencia de las nuestras, a ellas si se puede llegar con facilidad, además... creo que están molestos porque....
ESTÁS LEYENDO
El Hijo de la Muerte
General FictionLa muerte ronda a tu alrededor. ¿Cuantas veces hemos escuchado esta frase? Pero que pasaría sin en vez de llevarte, te mostrará lo que es encontrar el amor de una forma pura y sin restricciones, contradiciendo este mundo lleno de etiquetas y estereo...