Capítulo 15

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Dante observaba desde el puente, como los paramédicos prestaban los primeros auxilios a los cuatro chicos lesionados, al ver que eran subidos a las ambulancias se volteó como concluyendo el asunto, se distrajo por un momento, mientras escuchaba el ruido de las sirenas alejarse, recordando por unos instantes el rostro de Erik a quien creyó que no volvería a ver. Sin embargo, no duro mucho su tranquilidad, puesto que fue interrumpida de repente:

- ¡Que te pasa! - exclamo molesto la voz - ¿por qué hiciste eso?

Dante miro hacia el lugar donde provenía el grito y se dio cuenta que el ser que había visto hace unos momentos seguía en el lugar y se dirigía hacia el muy alterado.

- ¡Qué hice! le contestó retándolo – porque estas tan molesto.

- ¿Qué hiciste? de verdad lo estas preguntando, acabas de devolver un alma que estaba a punto de llevarme, o sea, ¿Cómo pudiste hacer eso? – le preguntó intrigado llevándose las manos a la cabeza.

- ¡Que hice qué! ¡Estás loco o que te pasa! – que no viste que solo lo rescate de que se ahogara.

- ¡Qué me pasa! – levantó las manos al cielo – es la segunda vez que vengo por este chico y por segunda ocasión no me lo puedo llevar, es decir, para que me entiendas, ya van dos veces que se complica mi excelente trabajo – se detuvo de repente - ¡un segundo! - ¿fuiste tú el que impidió que me lo llevara hace casi cinco años?, ¡no puedo creerlo! – emitió un grito - ¡que eres! ¿su ángel guardián o algo así?

Al escuchar esa pregunta Dante se quedó sin respuesta, a pesar del bombardeo de cuestionamientos, fue la única interrogante que llamo su atención, hasta entonces, le puso atención a su interlocutor, era un hombre como de su edad, pero todo lo opuesto, su piel morena contrarrestaba con su blancura y vestía un atuendo negro de pies a cabeza, quien además esperaba sus respuestas bastante molesto y exaltado.

Estaba a punto de responder, cuando de repente sintió un fuerte golpe en la cabeza, se volteó molesto y pudo apreciar la figura del anciano Jazheel, quien estaba a punto de darle otro, cuando lo detuvo:

- ¡Que te pasa anciano! – mientras se agarraba la cabeza - ¿Por qué me pegas? ya estaba a punto de regresar contigo - sobándose el golpe recibido.

- ¿Regresar conmigo? - pregunto el anciano molesto - ¿no te das cuento de lo que acabas de hacer?

- ¡Tú también! ¿ahora qué hice? - pregunto intrigado levantando los brazos.

El anciano meneo la cabeza, no podía creer lo que el testarudo de su discípulo había hecho, sintió que todas sus enseñanzas habían sido en vano, sin contar que estaba aterrado por lo que le podría pasar, ese descuido de su parte, seguro le iba traer consecuencias, se dio un golpe con la mano en la frente y se volvió hacia el chico:

- ¡Le devolviste la vida a un humano! - exclamo molesto - ¿que acaso no te sirvió todo lo que te he enseñado?, que parte de no intervenir en la vida de los hombres no entendiste o no te quedo claro.

- ¿Cómo? - contesto Dante sin entender del todo la situación - ¿estas molesto porque salve a alguien de ahogarse?

- ¿Molesto dices? ¿Salvaste a una persona de ahogarse? ¿Me estás diciendo que de verdad no tienes idea de lo que acabas de hacer? - suspiró profundo - deja te lo explico de otra forma, ¿ves al chico que se encuentra a tu lado?

- Por supuesto que lo veo, este tipo ya tiene rato molestándome – le contestó mientras se cruzaba de brazos.

- ¡Este tipo tiene nombre! – mientras se apuntaba a sí mismo – mi nombre es Abel.

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora