Capítulo 29

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Max abrió la puerta de su habitación tratando de no hacer ruido, bajo las escaleras lo más silencioso que pudo, pero al intentar abrir la puerta de la entrada, se paralizó al escuchar la voz de su padre, se estremeció al imaginar la nueva golpiza que le esperaba, sin embargo, al voltear se dio cuenta que no había nadie detrás de él, la voz provenía desde la sala contigua:

- Si abres esa puerta, no te atrevas a volver jamás, a partir de que salgas de aquí, para mi dejas de existir, ¿te quedo claro?

- Muy claro – le contestó cerrando la puerta detrás de él.

Camino sin rumbo por varias horas, estaba tratando de pensar un poco en el futuro incierto que le esperaba, el cual no era nada prometedor, así que suspiró y se detuvo. Al observar el lugar donde se había detenido, se dio cuenta que sin planearlo, había llegado al mismo lugar donde en meses anteriores se había accidentado junto con Erik, así que se acercó al puente y comenzó a observar el agua del río debajo de él mientras pensaba: ¿por qué llegué aquí?, ¿será una señal del cielo?, suspiro y miró al cielo por unos instantes - estoy empezando a creer que no valió la pena haber salido vivo en esa ocasión, sin embargo, eso se puede resolver.

Dicho esto se subió al borde del puente sujetándose por un tubo de metal que sostenía un señalamiento, al encontrarse en lo alto, sostenido solo por sus pies, sintió el aire rodearlo, cerró los ojos y respiro profundo intentando inundarse de él, por unos segundos se sintió libre, tranquilo, sin nada que perder, abrió sus ojos y observó en la distancia las luces de la ciudad y levemente sonrió, cerró nuevamente sus ojos y se dejó envolver por el momento que por un instante parecía ser el último.

Mientras tanto Erik observaba el camino sin mencionar palabra alguna, Dante, sin embargo, conducía lo más rápido que podía para llegar a su destino evitando cualquier distracción, pero cuando estaba por atravesar el puente, el grito de Erik lo hizo detenerse intempestivamente:

- ¡Detén el auto Dante! – le gritó alterado - ¡ahí esta Max! – señalando en su dirección.

Al instante se frenó y ambos bajaron de la unidad, al ver que su amigo se encontraba en el borde, los dos corrieron hacia él, su reacción era como si ambos estuvieran pensando lo mismo, sin embargo, cuando estaban a unos pasos, Max se dejó caer al río ante la mirada sorprendida de Erik, que lo veía caer y hundirse en el agua, y en su desesperación solo pudo gritar:

- ¡Max! ¡No! – y se acercó al barandal aferrándose a él.

Sin embargo, lo que aconteció en consecuencia fue totalmente inesperado, Dante a diferencia de él, se arrojó al río detrás de su amigo, cuando Erik lo vio saltar se sorprendió aún más, nunca imaginó que pudiera hacer eso, así que lo siguió con la vista hasta que se perdió al ingresar al agua. Estaba muy confundido y asombrado, por lo que sólo se limitó a observar que ambos salieran ilesos del agua, así que no quitó la vista del lugar hasta que los vio salir del río, Dante nadaba con un brazo llevando en el otro a Max.

Bajo corriendo a la orilla para encontrarlos, cuando llegó con ellos, Max estaba sentado frente a Dante recargando su cabeza en su hombro y llorando como un niño, así que sólo se detuvo y observó la escena sin decir nada, sintió muchas ganas de llorar también, pero hizo todo lo posible por contenerse, así que todos los sentimientos que tenía en ese momento los concentró en su interior, para evitar mostrárselos a sus amigos. Sin embargo todos esos sentimientos fueron percibidos de forma inmediata por Dante, quien le dirigió una mirada discreta para no incomodarlo.

Después de tranquilizarse, los tres chicos se sentaron a la orilla del río a platicar, fue entonces cuando pudieron apreciar los golpes que Max traía en su rostro, al verlos ambos sintieron ganas de hacerle lo mismo a la persona que los ocasionó, no se imaginaban que su amigo mereciera un trato así, por lo que sus rostros se tornaron serios y molestos; sin embargo al verlos, Max trato de cambiar la conversación:

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora