Capítulo 66

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No había pasado mucho tiempo de que se despidieron de Helena, cuando llegaron a un hermoso bosque guiados por Abel. Mientras caminaban a su lado, Dante al igual que Erik se relajaron un poco después de la sorpresa que se llevaron momentos antes. Al cabo de un rato como era de esperarse, Abel comenzó a sacarle plática a Erik, puesto que era la primera vez que lo hacía:

- Hola Erik, no me había presentado, mi nombre es Abel – mientras se inclinaba con cortesía.

- Hola, parece que a diferencia de mí, tú si me conoces a pesar de que es la primera vez que te veo – le contestó Erik confundido.

- De hecho sí – le contesto Abel - tengo el gusto de conocerte desde hace tiempo, para ser exactos desde tu enfrentamiento con ese muchacho que te mando al hospital, desde entonces, he seguido tus pasos - lo miró como haciendo memoria – ahora que lo pienso, hemos estado ligados los tres gracias a las intervenciones de este muchacho en tu vida – mientras le daba unas palmadas a Dante como señalándolo.

- ¡Que gracioso! – lo miro Dante molesto – por cierto, ahora que te observo de cerca, ¿porque te ves diferente? – y comenzó a tocarle su vestimenta viendo los bordados que llevaba en él.

- ¡Por tu culpa! – le dijo Abel mientras le mostraba con la mano su atuendo que era similar – gracias a ti yo también cambie, es decir... como te lo explico para que entiendas – le sonrió – digamos que estamos en el mismo equipo – por no decirle que era su subordinado.

- Tú y yo en el mismo equipo, ¿de qué hablas? – lo miró Dante sin entender de lo que estaba hablando.

- Yo tampoco lo entiendo, solo sé, que gracias a que he estado tanto tiempo a tu lado y ayude a tus amigos cuando estaban en peligro, fui elegido para estar a tu lado – meneo la cabeza Abel no muy convencido – así que no te quejes, que es más culpa tuya que mía que estemos unidos, y... si quieres saber más, pregúntale a Jahzeel – le contesto Abel sabiendo que no conseguiría nada porque que estaba en la misma situación que ellos.

- ¿A poco desde entonces me conoces? – los interrumpió Erik quien con la respuesta de Abel se perdió en sus pensamientos, navegando en el tiempo, recordando toda su vida en ese momento.

- Sí – le respondió Abel ignorando su discusión don Dante – en dos ocasiones fui por ti y las dos veces, me lo impidieron – y le dio un golpe en la espalda a Dante como para indicarle el motivo.

- Entonces te he causado muchos problemas – le dijo Erik disculpándose.

- ¡Claro que no! – respondió inmediatamente Abel, en realidad es Dante quien se ha encargado hacer cambios en mi trabajo.

- Pues no deberías quejarte – le señalo su nuevo atuendo – creo que no te ha ido tan mal.

- Tienes razón, he mejorado mucho, aunque... vamos a tener mucho que estudiar al respecto para saber todo lo relativo a estos cambios – contesto Abel enfadado de solo imaginarlo.

- Pues ya lo descubriremos, por lo menos ya no voy a estudiar solo – le dijo Dante burlándose de Abel mientras comenzaba a observar su entorno.

- Gracias por ayudarnos – al fin los interrumpió Erik – es un placer conocerte, Abel.

- Eso dices ahora, ya verás después de unos días qué opinas de él – le contestó con sarcasmo Dante.

- ¡Pues te aguanta a ti! – lo miró con desdén Abel - yo creo que no tendrá problema conmigo.

- Ahora entiendo porque son del mismo equipo – les sonrió Erik – se nota que se llevan muy bien.

- ¡Sí claro! – contestó Dante de inmediato – por cierto ¿a dónde vamos Abel? ya tenemos rato caminando en este bosque.

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora