Capítulo 68

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Mientras tanto, Abel esperaba afuera de los dormitorios a que Dante saliera del edificio, aunque sabía que debía estar a su lado, por obvias razones en esos momentos prefirió mantenerse un poco alejado, porque concluyó que el lugar en donde estaba, con quien estaba y lo que estaba haciendo no le generaban riesgo alguno. Sin contar que si se llegara a presentar algún peligro, obviamente Dante podría manejarlo sin ningún problema, además de que él se encontraba cerca para ir en su apoyo en caso de que se requiriera.

Estaba comenzando a enfadarse de estar esperando, parecía que Dante no tenía intenciones de salir pronto y estaría en ese lugar parado, solo y sin tener nada que hacer. Porque a diferencia de otras ocasiones, se mantenía cerca de ellos porque le gustaba o le divertía ver lo que hacía con sus amigos, pero en esos momentos consideró que aunque no le prestarían atención a su presencia, él se sentiría incomodo de compartir el mismo lugar.

Resignado continuó de pie como buen soldado cumpliendo una orden, observando su entorno y vigilando cualquier cambio o suceso que pudiera ocurrir. Sin embargo contrario a todo pronóstico, sus plegarias fueron escuchadas, sin saber precisamente que Dios fue el que lo escucho, porque su aburrimiento llego a su fin, y como si los hubiera invocado, Dimitri y Luca aparecieron a su lado:

- ¡Wow! Abel ¡te ves impresionante¡ – le dijo Dimitri cubriéndose la boca como si estuviera realmente sorprendido – veo que me hiciste caso con el cambio de look, ¡te ves genial! - haciéndole un signo de aprobación con la mano.

- ¿Que los trae por aquí? – les pregunto Abel al sentirlos llegar tratando de ignorar los comentarios de Dimitri – su existencia ha de ser muy tranquila y relajada porque parecen estar muy desocupados.

- Todo lo contrario – contestó Luca con seriedad– de hecho éste y yo estamos trabajando – mientras apuntaba a Dimitri.

- ¿Y eso que trabajan en pareja? – los señaló a ambos – y de dos reinos distintos ¿no es extraño? un ángel celestial y un demonio ¿juntos?

- ¿Estas celoso? – le contestó inmediatamente Dimitri – ¿porque si es así? estoy dispuesto a cambiar de pareja en este momento – se acercó a Abel y le agarró el brazo.

- ¡Déjate de tonterías! – se soltó inmediatamente Abel de su agarre sacudiendo su manga – ¡por supuesto que no estoy celoso! – le aclaró para que no tuviera dudas como si con eso lo solucionara – solo era una pregunta porque me resultó extraño verlos juntos de nuevo y trabajando en lo mismo.

- ¡Que cruel eres! – se indignó Dimitri – en el pasado te aprovechaste de mí y ahora me rechazas – molestándolo para que recordara la forma en la que le transmitió la energía para curarlo y ayudarlo, mientras Luca solo meneaba la cabeza porque ya lo conocía.

- ¡Esta bien! no quiero estar en deuda contigo o que cada vez que me veas me lo reclames, ¡dime! ¿que tengo que hacer para devolverte el favor? – haciéndole señas con la mano para que le dijera.

- ¡Ok! – se cruzó de brazos Dimitri indignado – si no quieres estar en deuda conmigo muy bien – lo miró guiñándole un ojo cambiando totalmente su conducta – devuelve mi energía como yo te la di – le sonrió parándole la boca como pidiéndole un beso.

- ¡Estas demente! pide otra cosa, ¡eso no lo voy hacer! – se cruzó de brazos Abel – piensa en algo más.

- Es la única forma de que cubras tu deuda – levantó los hombros Dimitri – no hay otra manera, tú decides.

- Pues entonces estaré endeudado contigo por toda la eternidad – se volteó dándole la espalda intentando parecer molesto, aunque realmente estaba agradecido con él, pero a veces se comportaba de tal forma que le daban ganas de estrangularlo.

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora