Capítulo 17

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Dante se encontraba en la oficina de inscripciones de la Universidad de Artes, mientras esperaba ser atendido, pudo observar que el lugar contaba con varias mamparas con el mismo diseño estructural, cada una tenía una computadora de escritorio, un portapapeles, un portalápices y su respectiva cajonera; en la recepción, una señorita joven, algo desaliñada, todavía medio dormida por la hora, le hizo entrega de los horarios de clases y de la llave del dormitorio que habitaría a partir de ese día:

- Tu dormitorio es el número 21 - le dijo mientras le entregaba la llave y unos documentos - se encuentra en el segundo edificio caminado hacia la derecha desde aquí, las obligaciones de su uso están junto con los papeles que te estoy entregando, así como tu horario de clases, a los que debes asistir de forma puntual.

- Gracias señorita - respondió con cortesía inclinando un poco su cabeza como un buen estudiante.

Salió de la recepción con dirección al dormitorio, trataba de leer los documentos, mientras caminaba, pero de vez en cuando volteaba a ver a su alrededor, el lugar contaba con grandes jardines que rodeaban cada uno de los edificios, a su lado pasaban alumnos caminado o corriendo, otros en bicicleta apurados por llegar a sus aulas, algunos simplemente se encontraban plácidamente sentados en los jardines leyendo o tomando un café.

Se detuvo por un momento al llegar al edificio que buscaba, cuando lo encontró lo miro hacia arriba, realmente no quería ingresar a ese lugar y mucho menos regresar a la escuela, además de que después de leer los documentos que le dio la señorita de la entrada y ver las materias que tendría que cursar, se dio cuenta que sería peor de lo que pensaba, porque no le agradaban la mayoría de ellas. Sin embargo resignado por cumplir con su cometido pensó: - Dormitorio 21, ¿en qué piso estará?

Ingreso al edificio más a fuerzas que con gusto, en un muro ubicado en la entrada, reviso el listado que se encontraba en la pared de donde se desprendía la ubicación de los dormitorios así como sus ocupantes actuales. Después de encontrar el que buscaba pudo observar que el dormitorio 21 se ubicaba en el segundo nivel, así que subió por las escaleras. Mientras subía escalón por escalón como esperando que no llegara al final de su camino, pensaba que le iba a decir a Erik cuando lo viera, no tenía idea de cómo iniciar una conversación y mucho menos se imaginaba la reacción que él tendría al verlo.

El dormitorio se encontraba al final del pasillo saliendo de las escaleras, por lo que al cerciorarse que fuera el correcto, introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta entrando esperando ver a Erik en su interior. Pero el lugar se encontraba solo, lo miró por unos segundos como midiendo sus dimensiones, no era una habitación muy grande, contaba con dos camas pegadas a la pared que estaban separadas por un buró con una lámpara larga de color blanco. A los costados de ambas camas, había un librero, un escritorio y una silla para cada uno de sus ocupantes, así como su respectivo closet, porque a pesar de no ser muy amplio el lugar, contaba con un diseño propio y con lo necesario para estudiantes de universidad.

De igual forma pudo comprobar que el lugar no contaba con sanitario o regadera, lo que no le agradó mucho porque dedujo que estos serían comunes y ya se había acostumbrado a no compartir su espacio con nadie, pero de igual forma se resignó a su nueva vida, que gracias a sus actos imprudentes, había conseguido.

Tratando de asimilar su nueva situación, Dante se sentó en una de las camas un poco desilusionado, porque ya se había acostumbrado a vivir en lugares espaciosos, sin embargo, pudo observar que, a pesar de lo pequeño del cuarto, todo estaba en orden, no había ninguna cosa fuera de su lugar, estaba limpio, sin ropa o basura tirada, los libros y cuadernos acomodados por tamaño y hasta en la ropa del closet se notaba su impecable colocación.

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora