Capítulo 10

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Dante observaba por el rabillo de la puerta el interior de la habitación donde Erik se encontraba, sin moverse y sin emitir ningún sonido, parecía una estatua de mármol tallada a mano, al observar la escena en su interior y ver que en ese momento su compañero recobraba el conocimiento, se retiró del lugar, mientras caminaba hacia la salida del hospital se hablaba así mismo - que bueno que es un tipo fuerte, fue mi culpa, no merecía pasar por esto - entonces se detuvo volviéndose en dirección a la habitación - ten una buena vida Erik –

Ese mismo día por la noche, Zahid, convocó a una cena familiar, nadie tenía la intención de asistir, sin embargo, se los pidió de manera suplicante, porque era necesario reunirse en ese momento, así que al final accedieron. La mesa se encontraba preparada de manera especial, se podía apreciar que no se trataba de una cena ordinaria, las copas de vidrio relucían con la luz del candil, la vajilla lucía impecable junto con los cubiertos, al centro, había una charola con costillas y pollo a la BBQ, un tazón con una ensalada cesar que desbordaba las lechugas, una charola con un pan alargado y esponjoso, un platón con spaguetti a la bolognesa y dos botellas de vino tinto, además estaba adornada con un florero lleno de rosas rojas, todo se veía elegante y apetitoso.

Se sentaron a la mesa, pero nadie tocaba los platillos ahí servidos, así que Zahid, rompió el silencio y les pidió que se sirvieran, mientras habría una de las botellas de vino; cuando todos se habían servido, los invitó a ingerir los alimentos y juntos comenzaron a degustar la excelente comida.

Alex fue el primero en terminar de comer y cuando se disponía a levantarse de la mesa, su padre lo detuvo indicándole que no lo hiciera, Abigail lo miró molesta, que sentido tenía permanecer en una mesa donde ninguno quería estar, así que trato de intervenir para de igual forma poder retirarse, pero la voz de su esposo la hizo detenerse:

- Querida esposa, yo sé que me has odiado por casi 16 años, porque creíste que te engañé con otra mujer, pero como te lo dije esa vez y te lo repito hoy, nunca te traicioné - tomo un sorbo de vino - pero en ese momento no pude contarte toda la verdad, porque no me hubieras creído.

- ¿De qué hablas? ¿Ahora qué nueva historia me vas a contar? - en eso recordó su teoría sobre la camisa ensangrentada y se le puso la piel de gallina.

- Lo que en este momento les voy a contar, nos involucra a todos - continuó -todavía no entiendo porque motivo terminamos así, en ese momento creí que era una buena decisión, pero resulto todo un desastre. Por un segundo pensé que estaría feliz con mi esposa, viendo crecer a mi hijo, pero no fue así, mi vida a partir de ese momento fue un infierno- dicho esto cubrió el rostro con sus manos dejándose caer sobre la mesa, ante la mirada atónita de los oyentes, quienes no entendían de qué hablaba.

Pasaron algunos minutos, hasta que pudo tomar compostura de nuevo, respiro profundo y prosiguió: - Abigail, hace 16 años yo debí haber muerto, no solo fui asaltado, fui herido de gravedad, avance lo más que pude arrastrándome por el bosque, pero cuando sentí que daría mi último aliento, una mujer que pasaba por el lugar se acercó a mí; no sé de quién se trataba, pero se compadeció y me propuso alargar mi vida a cambio de cuidar a su bebé – al decir esto las lágrimas rodaron por sus mejillas.

En eso la mujer se puso de pie, aventando la silla por detrás de ella: - ¡Estás borracho! - exclamo - ¡ahora con que vas a salir! no se te hace suficiente haber tenido que cuidar a un extraño - le reclamo.

Dante lo miró extrañado al escuchar su nombre, - como que una mujer me entrego a cambio de alargar la vida de mi padre, ¿de que se trata esto? - entonces se acercó un poco hacia su padre - ¿Yo era ese niño? ese bebe que te entregaron a cambio de tu vida, ¿era yo? - pregunto Dante intrigado.

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora