Capítulo 57

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Todavía confundido por lo que le estaba pasando, Erik trataba de soportar el dolor que le estaba generando el sinnúmero de espinas que seguían clavadas en su cuerpo, porque a pesar de no ser intenso e insoportable, era constante y no disminuía. Pero le impedían moverse, porque cuando trataba de hacerlo, las espinas le rasgaban la piel cada vez que lo intentaba y el dolor aumentaba, por lo que mejor desistió de hacerlo. Además era constantemente observado por los seres que se encontraban junto con él, que hasta ese momento no tenía idea de quienes se trataba.

De repente sin darse cuenta en qué momento se le acercaron, sintió que le levantaron el rostro, cuando lo miró de cerca pudo apreciar que a pesar de que parecía un hombreo de mediana edad, algo en su interior le advertía que no lo era y que era peligroso, así que como pudo se soltó de su toque haciendo su cabeza un poco hacia atrás, ante la mirada interesada de su captor, quien al ver su reacción solo sonrió y se alejó unos pasos sin decir nada.

Después de verlo retirarse, Erik levantó el rostro lentamente, mirando nuevamente su entorno, pero a diferencia de la primera vez que lo observó, ahora se veía claro e iluminado, el lugar era amplio, pero sin muebles, solo estaba un silla elegante a un costado de donde él se encontraba, cerca del otro ser que hasta ese momento había permanecido inmóvil. Lo que si abundaba en el lugar era el silencio, podía escuchar claramente los latidos de su corazón que trataba de controlar para no alterarse y mantener la calma, hasta saber cuál era el motivo por el que lo tenían en ese lugar y de esa forma tan lamentable y aterradora.

Al cabo de un rato el silencio fue interrumpido, sin entender exactamente lo que decían, pudo darse cuenta que los sujetos cerca de él estaban entablando una conversación entre ellos, pero a pesar de que no lo hacían en voz baja, por alguna extraña razón no sabía de lo que estaban hablando, pero aun así, trato de poner atención por si descubría algo que lo relacionara a él.

Entonces escucho claramente el nombre de Dante y eso lo preocupo, porque ahora también él estaba involucrado en esto y aunque tenía ganas de saber de él, esa no era precisamente la situación en la que hubiera querido encontrarlo. Pero después de que terminaron de hablar, lo miraron y entonces se dio cuenta del motivo de su plática, porque se acercaron nuevamente a él, pero ahora se le notaba que venía molesto:

- Estoy empezando a desesperarme – mientras le tomaba el rostro nuevamente – creo que debemos aumentar el dolor en este chico o nos aburriremos esperando a que llegue ¿no lo crees Eren?

- ¡Estoy de acuerdo señor! – mirando fijamente a Erik, quien al momento sintió como las espinas aumentaban de tamaño y se clavaban más y más en su carne, causándole un dolor insoportable que lo hizo gritar.

Mientras lo miraba retorcerse por el dolor que le estaban causando las heridas infligidas por las espinas clavadas en su cuerpo, Eren dudó unos segundos pensando que lo mataría con ello, pero al ver su preocupación lo tranquilizaron.

- ¡No te detengas Eren! ¡eso no lo va a matar! además recuerda que este muchacho... no puede morir, así que podemos causarle todo el dolor que queramos hasta que Dante aparezca – le indicó con la mano para que siguiera – ¡no te preocupes!

- No me detendré entonces señor – mientras le mostraba una mirada aterradora a Erik quien no perdía detalle de sus movimientos y de lo que decían.

- ¿Qué quisiste decir con que no puedo morir? y ... ¿por qué crees que Dante vendrá? ¡qué está pasando! – les pregunto Erik nervioso aunque dudaba de recibir respuestas.

- ¡Es cierto! – se volvió hacia él – ¡tienes razón! ¡no tienes idea de porque estás aquí! - le hizo una reverencia – disculpa mi descortesía – le sonrió – verás, lamentablemente para ti, solo eres un objeto de un solo uso y desechable, ¡pero importante! – le aclaró - porque sin ti, no podría obtener lo que busco.

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora