Capítulo 48

15 7 0
                                    


Ese día Max considero las palabras que Dante le había dicho, pero a pesar de que tenía miedo de enfrentar a su padre, realmente deseaba hacerlo, así que esa noche no pudo dormir planeando lo que iba a decirle y tratando de prevenir lo que se pudiera presentar para poder resolverlo de la mejor forma. Aunque temía no ser bienvenido, confiaba en las palabras de su amigo, porque en ese momento lo que más le importaba era saber cómo estaba su padre, así que el solo hecho de verlo y saber que estaba bien, era suficiente para hacerlo feliz.

Decidido se dirigió a su casa, se detuvo frente a ella, se acercó a la puerta pero no se animaba a tocar, de repente sintió que las piernas le temblaron y estuvo a punto de desistir de su intento y retirarse del lugar; pero en el acto respiro profundo, ya había dado el primer paso que era estar parado ahí, por lo que tomó valor desde su interior y toco el timbre, a pesar de que traía llaves para abrir la puerta.

Después de unos segundos la puerta se abrió, al verlo frente a él se sintió temeroso, pero ya no había vuelta atrás, así que decidido estaba a punto de saludarlo cuando sintió que lo jalaron y lo abrazaron con fuerza.

- ¡Perdóname hijo, de verdad lo lamento tanto! – mientras lloraba sosteniéndolo con fuerza en sus brazos.

Max no pudo contestarle, tenía un nudo en la garganta que le impedía que su voz saliera y sin poder evitarlo, las lágrimas comenzaron a rodar sin detenerse, entonces decidió que no había nada que decir en ese momento y lo estrecho de la misma forma.

Después de un prolongado abrazo y lágrimas incontrolables por parte de ambos en la entrada de la casa, se soltaron y se pasaron al interior sentándose en la sala, por unos segundos estuvieron en silencio, solo se miraban y trataban de limpiarse los residuos que había dejado tanto llanto, porque ninguno tenían idea de cómo iniciar la conversación, así que lo más fácil era hacerlo por lo más obvio:

- ¿Cómo te ha ido en la escuela hijo? – le pregunto imaginando que la estaba pasando mal y hasta preocupado de pensar que la hubiera dejado por falta de pago.

- ¡Muy bien papá! – le contestó sonriendo – en la escuela voy muy bien, de hecho estamos a unos días de terminar el semestre y no me fue tan mal con el promedio – le dijo orgulloso.

- Me da gusto que hayas terminado el semestre sin problema – contestó confundido porque no esperaba esa respuesta - por cierto, ¿dónde estás durmiendo? – le pregunto preocupado.

- En los dormitorios, alquile un cuarto y ahí he dormido hasta ahora, es muy práctico – le contestó animado – no gastas en transporte y tienes todo lo necesario a la mano.

- ¿Pero? ¿cómo le hiciste para pagar todo eso? – pregunto preocupado creyendo que había hecho algo indebido por su culpa – te fuiste sin dinero ¿tuviste que hacer algo ilegal? – apoyando su mano en una de sus piernas.

- ¡Nada de eso papá! – lo tranquilizó tocando su mano– la verdad al inicio estaba muy mal y en una situación muy precaria, no te voy a mentir – guardo silencio unos segundos recordando el incidente del puente – pensé en hacer algo indebido, pero gracias a mis amigos no tuve que hacerlo, ellos me apoyaron y las cosas se acomodaron bien para mí – no puedo decirle lo que intente hacer, realmente se va a preocupar si se entera – pensó.

- Aun así hijo, aunque tus amigos te hubieran apoyado, estamos hablando de cantidades fuertes en los gastos, nada más de la escuela y el dormitorio, sin contar tus alimentos, ¿cómo pagaron todo eso? – seguía dudando de que no hubiera hecho algo inadecuado.

- Mira papá, no te preocupes, resulta que uno de mis amigos, viene de una familia al parecer de mucho dinero, porque sin dudarlo, pago mi colegiatura y alquilo el dormitorio, además me llevó a comprar ropa y ha estado pagando la comida que he consumido hasta ahora – mientras miraba que la cara de preocupación de su padre no disminuía.

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora