Capítulo 43

16 6 0
                                    


Mientras tanto, Max se estaba desesperando al ver que no llegaban, caminaba de un lado a otro en la habitación, imaginándose mil cosas y aunque sabía que en ninguno de los escenarios que visualizaba en su mente su presencia sería muy útil, decidió ir en su búsqueda. Pero al tocar la chapa de la puerta para intentar abrirla, los escucho platicando en el pasillo, así que se tranquilizó, pero ahora, al darse cuenta que todo estaba bien, se sintió excluido, entonces como toda una mamá dispuesta a regañar a sus hijos por llegar tarde, los esperaba de brazos cruzados y con el ceño fruncido, por lo que al verlo en el momento en que ingresaron en la habitación se dieron cuenta que recibirían un regaño de su parte:

- ¡Qué bonito¡ uno aquí preocupado y ustedes divirtiéndose – les reclamó.

- No te enojes Max, lo que pasa es que éste – señalando a Dante – se entretuvo platicando con alguien – le contestó indiferente.

- ¡Ni me digas nada Erik! se supone que no debías salir – le reclamó – solo fui un segundo al baño y cuando regrese ya no estabas, ¿porque me preocupas así? –mientras lo tomaba del brazo – espera un segundo – reaccionó dirigiéndose a Dante - ¿Cómo que estaba con alguien? ¿Quién era?

- No lo sé, no me quiso decir – contestó Erik, mirándolo de reojo indignado.

- Pues ha de haber sido alguien interesante, porque realmente te entretuviste ¿eh?

- ¡No empieces tú también! ya le dije a Erik que no era nadie importante – les contestó mientras dejaba las bolsas sobre la cama.

- Ya vez, no quiere decir quién era, así que no insistas – contesto Erik con un tono casi molesto.

- No te molestes Erik, al rato después de unas cervezas, le sacamos la información ¿como ves? – sonrió dándole un codazo.

- Ya déjense de cosas, ya está todo listo – les señalo el lugar a sentarse – veamos cuanta información me pueden sacar después de beber – los desafió.

Al escuchar esto, aceptaron el reto sonriendo, sin ponerse de acuerdo, estaban dispuestos a emborrachar a Dante hasta conseguir que les contará su historia, aunque sabían que sus posibilidades eran limitadas, se sentaron en el piso formando un triángulo y comenzaron abrir una a una las latas de cerveza para empezar a beberlas, abriendo al mismo tiempo las bolsas de las frituras para acompañarlas.

Después de unas horas, como era de esperarse, los que ya se habían excedido en alcohol, eran Max y Erik, porque como siempre, Dante solo fingía estar como ellos, pero en esta ocasión y aprovechando que estaban en el dormitorio y no tendría que cargarlos al final, sino que tranquilamente podían hasta dormir en el lugar donde se encontraban sentados, decidió aclarar algunas dudas que le daban vuelta en su cabeza después de haber platicado con Abel:

- ¿Qué pensarían si les dijera que tengo que irme? – tomo un sorbo de cerveza mientras miraba su reacción.

- ¿Irte? – preguntó Max - ¿por qué tendrías que irte? ¿hablas de tomar vacaciones?

- ¡No! me refiero a no terminar la carrera aquí – volvió a beber cerveza – estudiar en otro lugar.

- ¿Por qué harías eso? ¿no te gusta estudiar a aquí? – le pregunto Max haciendo un puchero.

- No es que no me guste, pero al parecer – suspiró – existe esa posibilidad.

- ¡Pues ojala no tengas que hacerlo! – lo abrazó – honestamente no me imagino la vida sin ti a mi lado – y se le acercó como un tierno gatito.

Mientras lo acariciaba como si fuera una mascota, no pudo evitar voltear a ver a Erik, quien permanecía inmóvil como si se hubiera congelado al escucharlo, a pesar de que su cabello le cubría parte del rostro, se podía apreciar que tenía la vista hacia abajo, sosteniendo su cerveza con ambas manos; y sin dejar de mirarlo, vio como dejo su cerveza en el piso sin soltarla.

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora