Tal y como se lo encomendaron, Abel llevo de regreso a Erik a los dormitorios, al llegar a su habitación lo recostó en su cama, lo acomodo en ella he hizo desaparecer la sangre y las rasgaduras de su ropa, se volvió hacia la puerta. Pero antes de salir de la habitación se detuvo de repente, por alguna extraña razón sintió que estaba olvidando algo, pero no lo recordaba en ese momento, así que se olvidó de ello y se dirigió a la habitación de Max. Al entrar en ella lo vio sentado con las manos juntas recargadas en sus piernas con un semblante de preocupación; lo miró por unos instantes le toco la frente logrando que se durmiera en ese momento y olvidara todo lo relacionado con ellos.
A la mañana siguiente, Erik despertó como de costumbre, se talló los ojos tratando de motivarse a salir de la cama, se estiró levantando sus brazos y jalando su columna hacia arriba. Se sentía muy relajado y tranquilo, como si hubiera dormido por días, se sentó en la cama para darse los últimos ánimos y levantarse para iniciar su rutina. Instintivamente volteo a ver la cama de al lado, aun sabiendo que llevaba todo el semestre vacía, se levantó y abrió sus cajones para tomar lo necesario para irse a la ducha.
Después de hacerlo se arregló como todos los días para salir de la habitación como de costumbre. A pesar de que las clases habían concluido, tomo su libreta, sus plumas, su laptop y las introdujo en su mochila. Al momento de colgársela en el hombro, algo llamo su atención; estaba tan acostumbrado a mirar su entorno todos los días, así que cualquier cosa movida o fuera de su lugar, aunque fuera mínima, lo notaba, y en esta ocasión no fue la excepción.
Porque a diferencia de otros días, a pesar de no haber tenido compañero de cuarto en todo el semestre, el escritorio que tenía vacío varios meses, no se encontraba igual, había algo diferente, así que se detuvo a mirarlo para encontrar la diferencia, pero en ese momento no lo notó, así que salió de la habitación sin darle importancia.
Cuando regreso por la tarde no lo hizo solo, Max lo acompañaba, así que se sentaron a platicar, Erik se sentó sobre su cama mientras Max lo hacía en la de enfrente revisando su celular, de repente Erik volvió a mirar el escritorio, no entendía porque seguía llamando su atención, por lo que al darse cuenta Max de ello, volteó inmediatamente como buscando algo:
- ¡Hay algo detrás de mi¡ - volteo nuevamente – ¡no me asustes! - cambiándose inmediatamente de cama para sentarse junto a él.
- No pasa nada – lo tranquilizó mientras ponía su brazo en sus hombros – no es nada, solo voltee a ver por instinto.
- ¿Estás seguro? – siguió mirando Max con dirección al escritorio como buscando algo.
- ¡Ya te dije que no hay nada! - lo empujo Erik - no te sugestiones, no me hagas caso.
- ¿Ok? – le contestó Max dudoso pero sin cambiarse del lugar donde se había sentado, prefería ver de frente el escritorio por si se veía algo sospechoso o fantasmagórico y poder reaccionar de inmediato, de pronto comentó – ¡qué bueno que no compartimos habitación! sino tendría miedo todas las noches – lo abrazó – tendrías que compartir tu cama conmigo – le guiño un ojo.
- ¡De que estas hablando Max! no sabía que eras tan miedoso – se burló de él.
- Por cierto Erik – lo soltó llevándose la mano a la barbilla - ahora que veo este lugar vacío, no entiendo porque no me mudé contigo cuando me vine a los dormitorios, es extraño ¿no?
- Ahora que lo mencionas, tienes razón – volteó a ver la cama vacía – pero creo que está bien - lo abrazó - me gusta mi privacidad.
Después de un rato de estar sentados hablando de cosas triviales y de sus nuevos proyectos, Max se retiró a su habitación, cuando cerró la puerta después de despedirlo, se detuvo nuevamente frente al escritorio recordando su pequeña conversación, pero pensó que solo se estaba imaginando cosas y decidió ignorarlo.
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El Hijo de la Muerte
Ficción GeneralLa muerte ronda a tu alrededor. ¿Cuantas veces hemos escuchado esta frase? Pero que pasaría sin en vez de llevarte, te mostrará lo que es encontrar el amor de una forma pura y sin restricciones, contradiciendo este mundo lleno de etiquetas y estereo...