Capítulo 35

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Después de varios días de arduo trabajo y habiendo terminado las fechas de los exámenes semestrales, decidieron ir a un bar a festejar que los habían concluido, el lugar estaba muy iluminado con diferentes colores, tenía mesas altas redondas de madera con herrería de base, rodeadas por cuatro bancos del mismo diseño. Al entrar al lugar eligieron donde sentarse, quitando el banco que sobraba, mientras Max llamaba inmediatamente al mesero para que les sirviera la primera ronda de bebidas. Al principio no había mucha gente a su alrededor, pero cuando menos pensaron el bar se llenó por completo.

Como era de esperarse, ver a tres chicos solos y además atractivos llamó la atención de algunos grupos que se encontraban en el lugar y no solo de chicas, había hombres que discretamente les dirigían la mirada buscando cruzarse con la de alguno de ellos, pero en ningún caso consiguieron resultados satisfactorios, así que preferían desistir en sus intentos.

Con las bebidas servidas se retaban para ver quien las consumía más rápido, tomaban una tras otra, realmente estaban dispuestos a olvidarse de todo en esa noche y aunque el lugar estaba a su máxima capacidad, no impedía que los amigos ignoraran al resto y convivieran como si estuvieran solos envueltos en su competencia. Por ese motivo, al ver que no les hacían caso, un grupo de chicas se les acercó, mientras una de ellas colocó su brazo sobre el hombro de Erik y acercando su cuerpo seductoramente hacia él,

- ¿Quieren compañía? – les preguntó – podemos pasarla muy bien juntos.

Dante y Max la observaron sin interés con el vaso en las manos, Erik sin embargo la vio de reojo y sutilmente quito sus manos de él y la alejo - No me interesa – le contestó y volvió la vista hacia sus compañeros.

La chica confundida les hizo una seña a las amigas para que lo intentarán con los otros chicos frente a ella, pero al sentir que las manos de una de ellas intentaban tocarlo, Dante se volvió y mirándola fijamente le repitió:

- ¡Mi amigo no fue claro! – les recalcó en tono más fuerte y seco - no nos interesa su compañía, dejen de insistir.

Al ver la mirada intensa de Dante la joven se asustó y las tres chicas volvieron a su mesa molestas por no haber conseguido lo que buscaban, creían que pasarían el rato con ellos o tal vez mejor, hasta la noche, pero al verse rechazadas se indignaron y de vez en cuando les dirigían algunas miradas discretas, hablando en voz baja sobre ellos.

Fue la única interrupción que tuvieron, después de eso nadie más se les acercó, por lo que siguieron muy animados, bebían sin detenerse y ya estando en el clímax del momento, los cambios constantes de Erik fueron los más divertidos, era tan voluble al beber, que tenía entretenidos a los otros dos, quienes no dejaban de reírse de todas las ocurrencias y desfiguros que hacía, sin embargo, atendiendo a sus cambios de humor repentinos, de repente se puso serio:

- Saben – tomo un sorbo de alcohol - siempre he pensado que no estamos solos, o más bien, que yo no estoy solo.

- ¡Vaya! – dijo Max burlándose – llegó el momento filosófico.

- ¡No te burles! estoy hablando en serio - dijo como susurrando - creo que hay alguien cuidando de mi.

- Jajajajaja, ni que fueras tan importante – se rio fuertemente Max.

- ¡No bromeo! casi estoy seguro de ello – volvió a beber de su vaso – ¡acuérdate! ya te había platicado de ello.

- Mmmmm, así ya lo recuerdo, espera .... no, la verdad en este momento no recuerdo nada – y volvió a reírse.

- Como es posible que no lo recuerdes, eres un mal amigo – lo empujó y miró a Dante – a ti no te lo había contado, escucha - haciéndole señas con las manos.

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora