Como era de esperarse, a la mañana siguiente comenzó la preparación de Dante, a partir de ese día su rutina fue leer libro tras libro, era uno tras otro parecía no tener fin, a pesar de que algunos temas le resultaban interesantes, era tedioso solo leer, así que para romper la monotonía, cada que tenía oportunidad molestaba al viejo Jahzeel con preguntas de todo tipo. Sin embargo el anciano se sabía todo, no había pregunta que no contestara, era tan molesto e incómodo, por lo que al final, siempre terminada sin lograr su cometido.
Al principio llamo su atención que, en aquel lugar, tan grande y hermoso, al único ser que había visto a parte de él, era a su maestro, no había ningún otro, ni dentro del castillo ni vagando por los jardines, era muy extraño tanto desperdicio de espacio; por lo que inicio con sus cuestionamientos cotidianos:
- Anciano – le pregunto Dante - ¿Por qué sólo estamos tú y yo en este lugar? - mientras extendía los brazos como mostrando las dimensiones enormes del salón donde se encontraban.
- Porque sólo estamos los necesarios para llevar a cabo esta tarea - se señaló apuntándose con el dedo - maestro - extendió su mano apuntando a Dante - alumno, es simple, además éste es un lugar protegido y restringido, solo los que tienen permiso pueden ingresar y por el momento, solo tú y yo podemos estar aquí.
Dante respondió rápidamente, como tratando de retar al anciano - Gabriel también pudo entrar ¿no?
- Te equivocas, muchacho; Gabriel solo pudo llegar hasta aquí porque tenía que traerte, por eso al cumplir su tarea se retiró, no pudo quedarse y mucho menos puede volver.
Dicho esto volvió a su lectura, en ese momento ya no tenía preguntas, pero a pesar de su rutina monótona, le agradaba que todo lo que leía era muy interesante y nuevo, podía leer libros sobre los distintos ángeles que existen, hay una gran variedad ellos, están los caídos que después se convierten en demonios, los de ángeles y arcángeles al servicio del cielo y los que sirven a la muerte, cada uno con una función específica y diferente, pero al final todos se relacionaban con los humanos.
El transcurso del tiempo pasaba tan lento, que parecía eterno, al termina de leer el libro que tenía en las manos, lo dejo sobre la mesa y se recargo sobre la silla como tratando de fundirse en ella, en eso volteó a ver al anciano que se encontraba leyendo de pie junto a una torre de libros y le pregunto:
- ¿Quién te ordeno instruirme? - Mientras lo miraba intrigado esperando la respuesta a su pregunta.
- Pronto lo sabrás - respondió el anciano sin dejar de leer el libro que llevaba en las manos.
- ¿Vamos? dime anciano – le insistió - ¿porque tanto misterio?
- Sigue leyendo, Dante, no busques pretextos para evadir tu responsabilidad - le contestó tratando de evitar la serie de preguntas que a continuación vendrían.
- No lo hago, respondió incorporándose en la silla, de verdad tengo curiosidad por saber - y lo miró como suplicando una respuesta.
- Pues tienes que esperar, ya llegara el momento de que lo sepas, afirmo el anciano.
- Está bien - suspiró desanimado - entonces dime, ¿Por qué todos los seres de los que he leído están involucrados con los humanos? ¿Por qué se les da tanta importancia?
En ese momento, el anciano dejo de leer que tenía en las manos, lo cerró y lo puso encima de la torre de libros que se encontraban apilados a su costado, se acercó a Dante de forma inquisitiva: - No estás comprendiendo tu lectura en forma correcta, muchacho, ninguno de los seres de los que has leído se involucra con los humanos, estas equivocado – mientras se paraba a su lado.

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El Hijo de la Muerte
General FictionLa muerte ronda a tu alrededor. ¿Cuantas veces hemos escuchado esta frase? Pero que pasaría sin en vez de llevarte, te mostrará lo que es encontrar el amor de una forma pura y sin restricciones, contradiciendo este mundo lleno de etiquetas y estereo...