Capítulo 45

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Raziel se encontraba tranquilamente sentado tomando el té en el balcón de su habitación mientras contemplaba la brillante luz del atardecer que se visualizaba en la distancia. Pero a pesar de parecer tranquilo y relajado, analizaba los problemas recientes, las cosas se estaban complicando, porque de repente comenzaron a ocurrir diversos sucesos que estaban alterando el orden.

También le extrañaba la facilidad con la que se estaba obteniendo la información, cómo si la estuvieran poniendo a la vista para que fuera leída, por lo que no tenía sentido que fueran tan descuidados, lo que la hacía más difusa como una neblina cubriendo un camino que tiene como fin un desfiladero.

Cada sorbo de té le aclaraba un poco la mente, estaba seguro que lo descubierto hasta ahora no era todo, seguía habiendo cabos sueltos y por ese motivo no tenían relación, porque no le encontraba ni pies ni cabeza al problema en sí, así que no podía determinar si estaban relacionados o se trataba de hechos aislados. Sin embargo, la cuestión que daba vueltas en su cabeza lo hacía perder la tranquilidad: -¿qué relación tiene el hijo de Helena con todo esto?

Estaba a punto de darle un sorbo a su té, cuando escucho que tocaron a puerta de la habitación:

- ¡Excelencia! disculpe la molestia, lo están esperando en el salón principal –se escuchó del otro lado de la puerta.

- ¿Quién me busca sin previa cita? – le preguntó esperando que fuera alguien que pudiera rechazar para seguir con su meditación.

- Se lo dije, pero está muy alterado, por eso me atreví a molestarlo – contesto la voz detrás de la puerta.

- Esta bien, dime de quien se trata – tomo un poco de té.

- Se trata del Dios de la tierra – le informo.

- Muy bien, en un momento bajo – a pesar de que no quería atenderlo, en ese momento formaba parte del problema, así que no estaba de más escucharlo.

- Le aviso entonces, me retiro Excelencia.

Cuando bajo al salón principal, observó como el Dios de la tierra, caminaba de un lado al otro con semblante de preocupación, lucía una vestidura elegante combinada con diversos colores, que resplandecían y volaban cada vez que giraba al retornarse, parecía un pavorreal luciendo sus plumas, haciéndolo más llamativo. Al sentir la presencia de Raziel se detuvo en seco girándose en el momento hacia él:

- Disculpa que haya venido sin aviso previo, pero realmente las cosas se están complicando mucho y no entiendo que está pasando, necesito tu consejo, ¡ayúdame por favor! – se le acercó suplicante.

- ¡No te preocupes! sentémonos y cuéntame que te aflige – le hizo la seña para que tomara asiento en un sofá que se encontraba a un costado del lugar.

- Estoy muy confundido – le dijo mientras se sentaba – sé que no he realizado mi trabajo a la perfección, pero creo que si me comparó con el resto de los dioses no he realizado tan mal mi función. Sin embargo, me he enterado que se están reuniendo grupos con el objetivo de rebelarse contra mí, creo que, quieren sustituirme – le dijo alterado - ¿no lo entiendo? ¡Qué hice mal!

- No creo que tenga que ver con lo que haces – lo tranquilizó – ya estaba enterado del asunto y hemos estado al pendiente de la situación, tenemos detectados todos los grupos que mencionas y se han vigilado en secreto para evitar cualquier movimiento.

- ¡De verdad! – se emocionó al escucharlo – me siento más tranquilo al saberlo – suspiró – pensé que estaba solo en esto.

- ¡Sabes que no estás solo! – le aclaró – pero sabes que no tomamos parte hasta verificar la realidad de los hechos, así que por lo pronto – le recalcó – ¡no bajes la guardia y sigue al pendiente! porque aún no hemos descubierto quien está detrás de todo el asunto.

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora