Capítulo 39

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Pasaban de las seis de la tarde, cuando Erik regresaba tranquilamente del mini super que se encontraba a dos cuadras de las instalaciones de la Universidad, en esa ocasión perdió la apuesta y le tocó salir a comprar bocadillos y unas cervezas para amenizar la tarde de amigos que pasarían en su dormitorio, así que venía cargado con dos bolsas una en cada mano, la de la derecha con frituras y la de la izquierda con las bebidas.

Como de costumbre, antes de salir de la tienda, se colocó sus audífonos para amenizar su trayecto de regreso con la selección de canciones que hasta el momento llevaban concluidas, pero mientras cruzaba el estacionamiento, fue obstruido en su trayecto, la figura de su exnovia se encontraba frente a él, por lo que sin ánimo de ofenderla, intentó hacerse a un lado para evitarla, pero no se lo permitieron, al darse cuenta de su intención, Lía lo abrazó y comenzó a llorar:

- ¿No me evites por favor? – le suplicaba entre lágrimas.

Erik se detuvo sorprendido por la reacción de la chica, pero por la música que estaba escuchando no le entendió lo que le dijo, pero al instante levanto ambos brazos tratando de evitar su contacto, por lo que al darse cuenta Lía de ello, lo soltó y le bajo los audífonos y dejándolos posar sobre su cuello.

- Te decía, que no me evites - mientras lo miraba con los ojos llenos de lágrimas.

- No es mi intención evitarte, pero tengo prisa – trato de soltarse.

- Lo siento – lo interrumpió - me deje llevar por la emoción de verte – le contesto mientras se reponía al no haber conseguido lo que buscaba – no te quitare mucho tiempo – mientras miraba a su alrededor - ¿podemos hablar un segundo?

- No creo que tengamos nada de qué hablar, pero está bien te escucho – aunque no tenía nada de ganas de hablar con ella, aceptó sabiendo que en ese momento no tenía opción.

- ¿Quieres que no sentemos? – le pregunto ya indignada por su actitud.

- No, aquí estamos bien, adelante ¿que tienes que decirme?

Ante la frialdad de sus palabras, Lía estaba muy molesta, pero extrañamente seguía viendo a su alrededor discretamente como esperando algo, al no encontrarlo, trato de poner su mejor cara y miró cariñosamente a Erik:

- Quiero pedirte disculpas – al fin le dijo.

- ¿De qué? podrías ser más específica – le preguntó indiferente como a quien no le interesan las respuestas que pudiera darle.

- ¿Qué me estás tratando de decir? – mirándolo con un semblante frío que trato de cambiar con una diminuta sonrisa.

- Pues de que es lo que te disculpas – meneo la cabeza – ¿tienes alguna idea siquiera de lo que me hiciste?

- Sé que sufriste por mi causa, que te trate mal y no lo merecías – se llevó las manos a la cara como volviendo a llorar – ahora lo entiendo y me siento muy mal por ello.

- Ya no te preocupes por eso – trato de consolarla - a pesar de lo que me hiciste me encuentro bien, ahora solo eres un mal recuerdo.

- ¿Un mal recuerdo? – le contestó indiferente – mientras miraba nuevamente a su alrededor, pero en esta ocasión encontró lo que buscaba.

- Bueno, si ya terminaste con lo que me ibas a decir, me voy, mis amigos me esperan.

Estaba a punto de girarse para seguir con su camino, cuando de pronto fue jalado y sintió como los labios de Lía se posaban contra los suyos, trato de alejarse, pero como traía las manos ocupadas solo pudo alejar un poco su cabeza haciendo un movimiento hacia atrás. Pero al instante, sin esperarlo fue empujado por ella, quien al mismo tiempo le gritaba:

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora