Capítulo 40

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En el mismo lugar, pero a unos metros de distancia, estaba Abel observando la escena, quien aún seguía un poco sorprendido por lo sucedido, porque a pesar de que nadie se dio cuenta de su presencia, estuvo en el lugar desde el inicio, agradeciendo desde lejos a Erik su intervención en el momento oportuno, porque eso evito que se enfrentara a Dante para tranquilizarlo. Porque a diferencia de lo que vieron los que estaban en el lugar, volvió a verlo enfurecerse, como la última vez que estuvieron frente a Jahzeel, pero en esta ocasión, el cuerpo del chico se cubrió con unas llamas azules que lo cubrieron por completo, que si los demás lo hubieran visto en ese momento, como él lo apreció, habrían salido corriendo aterrorizados del lugar.

Sin embargo, a pesar de que el espectáculo terminó y vio como los tres chicos se retiraban a los dormitorios, a diferencia de otras ocasiones no los siguió, algo en el entorno no muy lejos de ellos le llamó la atención, sintió que había alguien más observando y eran más de uno, pero no pudo identificar de quienes se trataba o qué eran, porque en el momento se distrajo por la reacción de Dante y sabía que si algo pasaba tendría que intervenir, aún sin saber cómo lo haría.

Pero ya no encontró a nada, miro a ambos lados buscando y tratando de detectar esencias, pero ya no había rastro en el lugar, así que se sintió decepcionado por haber hecho su labor de vigilancia incompleta. Sin embargo, se le hizo extraño, que si bien no había encontrado a ninguno de los seres que había detectado anteriormente, no muy lejos del lugar se encontraba parado un hombre que observaba interesado la pelea, por lo que llamó su atención.

Al observarlo detenidamente pudo apreciar que era un hombre joven bien parecido, pero con ropa algo formal y usaba gafas, al verlo con más cuidado pudo apreciar de que se trataba de un profesor, situación que lo intrigó más, porque si se trataba de un docente, su obligación era haber intervenido y proteger a los alumnos, ¡pero no hizo nada! solo miraba interesado – que les pasa ahora a los maestros, están viendo que están golpeando un alumno y no hace nada, ni siquiera toma el teléfono para marcar y llamar a la policía, que poco profesional, por eso pasan cosas malas en las escuelas, por este tipo de personas indiferentes – se decía así mismo molesto mientras lo veía frunciendo el ceño.

Después de unos minutos de mirarlo molesto por su falta de empatía en el asunto, el profesor dirigió su vista hacia él, se bajó las gafas como enfocando su imagen, y le sonrió, al instante Abel se volteó pretendiendo evitar su mirada, pero en el momento cayó en cuenta que no debería poder verlo, pero no había nada más que ver en el lugar donde se encontraba, por lo que le devolvió la mirada, pero al ver el lugar donde estaban antes parado, ya no había nadie. Así que decidió acercarse a ese lugar para comprobar si detectaba algo para determinar de quien se trataba, cuando de nueva cuenta escucho una discusión y gritos, por lo que inmediatamente volteó en esa dirección.

Todavía en el estacionamiento Lía trataba de hacer que su novio se levantará del suelo, pero no lo lograba, era mucho más pesado que ella, sin contar que todavía estaba aturdido por lo sucedido, así que no hacía nada para ayudarla a ponerse de pie, mientras tanto, a unos metros de ellos, el hombre que lo acompañaba, con mucho esfuerzo se incorporó y se les acercó ayudando a la chica a levantarlo, pero mientras lo hacían, el novio se agarró fuerte de su amigo y la empujó:

- ¡Qué estabas planeando con esto! – le grito alterado mientras la miraba enfurecido.

- ¡No te entiendo! ¿Porque me tratas así? - comenzó a llorar a Lía quien también seguía confundida por lo sucedido.

- ¡No te hagas la tonta! ¡querías que me matarán! – le seguía reclamando su novio molesto.

- ¡No digas eso, claro que no! – mientras seguía llorando, tratando de acercarse a él – ¡tu eres muy importante para mí!

El Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora