Paulina

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Llevar el apellido Caruso era difícil en su mundo, pero más difícil era ser la princesa de la Mafia; ser la única hija del rey de la Mafia, eso causaba muchos problemas, demasiados, aparte de tener tres hermanos que les valía un bledo su existencia, una madre alcohólica, un padre muy despreocupado, se crio sola y con poca atención, así que hacía de todo para llamar la atención de sus padres y hermanos, más de su hermano mayor Nicolás.

Sus hazañas ponían a todo el lugar de cabeza, y dejaban un reguero de cadáveres por donde pasaba. Todo comenzó a sus ocho años de edad, a su padre no le hizo gracia que ella acuchillara a la profesora de latín; la me metió en un internado del cual la echaron a los trece y es que el dinero lo puede comprar todo.

Después de salir perdió su virginidad con uno de los hombres de su padre, quien termino muerto en manos de su hermano, después su vida fue más descontrolada, de escuela en escuela logro terminar el colegio e ir a la universidad donde su consumo por las sustancias ilegales incrementó; a veces terminaba en sitios horribles, sin ropa interior o simplemente en sima de su vómito, sin amigos de verdad, ninguno que se preocupara sinceramente por ella, sin algo de por medio, necesitada de amor, su vida era un completo fiasco.

Su hermano mayor apareció el último día de universidad y le dijo que todo sería diferente, ¿lo fue?, no en realidad. Él tenía sus propios asuntos y ella solo era un estorbó, aparte él tenía en quien pensar, en realidad, aquel ángel que pareció para atormentarlo y no solo él, sino a sus otros tres hermanos; había escuchado como había jugado con su corazón y los había pisoteado, ella. Aquella niña había conseguido lo que ninguna otra mujer había podido en toda una vida, ni su abuela, había doblegado a los Caruso; los había puesto de rodillas y ahora los tenía su merced, eso le molestaba mucho, demasiado, ella hija del rey de la mafia no tenía la tención de sus hermanos y una desconocida sin linaje los tenía a los tres sufriendo.

Ver a Rouses como una enemiga solo hizo que su vida se fuera al balde, su hermano la dejo después de intentar matarla y en ese tiempo de soledad en que uno de sus hermanos pasaba con la mujer que amaba, mientras que el otro intentaba olvidarla, y el otro estaba muerto por salvarla.

Sola sin nadie recibió la ayuda de la persona que menos esperaba ella, ella le escribió disculpándose, por lo que ella y no Rouses hizo; se enojó más, intentaba verle la cara, los mensajes siguieron llegando, ella los leía todos.

Una vez se sorprendió esperando un correo, cuando llego se sintió feliz, feliz de que le importaba a alguien; dejo de beber y de drogarse, lo último fue más difícil, su cuerpo le pedía a gritos, pero lo tolero. Aprendió a sonreír y consiguió un trabajo; pero la luz que pareció encontrar se apagó semanas después, espero el correo todo el día, pero nunca llego, ni al día siguiente, ni al siguiente.

Las noticias del café, donde iba solo por el mesero, le informaron que no llegaría jamás y mientras empacaba para regresar a casa, trato de no hundirse en el hoyo, le respondió todos los mails que le dejo, pero no hubo respuesta, esa noche lloro por la única persona que alguna vez le importo y ahora no estaba.

A diferencia de ella sus hermanos estaban peor, más devastados, Alessio lo demostraba, pero Nicolás, él no se hizo fuerte y se casó con una mujer que no lo amaba y solo lo desposaba para su conveniencia; busco un trabajo y un departamento. Todas las noches al llegar leía los mensajes, para darse fuerza y poder seguir; las cenas familiares eran las peores. Ver a sus padres y su relación iba de mal en peor, su hermano y su mujer, quien intentaba controlarlo de alguna forma, pero ella sabía que no podría, le daba risa que estuviera bien, pero no lo estaba, lo sabía en el fondo, estaba en la delgada línea de caer al barranco otra vez.

—Puedes intentarlo todo lo que quieras —dijo ella. Su cuñada lo miro ceñuda, su embarazo se comenzaba a notar, y sabía lo importante que era para ella, ya que, si no le daba un hijo a la corona, Nicolás podría conseguirse alguien que lo haga y ella quedaría atrás. —Nunca conseguirás controlar o atraer toda su atención, no como ella lo hizo —Todos la miraron, nuca la defendió, pero ahora lo haría, por lo que hizo por ella

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