6

15 0 0
                                    

Tenia que probar que su hermano era inocente, que Aleck no tenia nada que ver, me había comprometido con Nicolás para probarlo y dejar a su hermano en paz, lo último que quería es que su hermano perdiera lo que había conseguido.

Los viajes de negocios se habían incrementado, tanto que ya no pudo llevar a Máximo con ella, dejarlo fue difícil, mucho más porque la mafia estaba implicada.

—¿Te dijeron algo?

—No, además no les di tiempo, debía regresar, con todo lo que pasa no he tenido tiempo —Esteban se sentó frente a mí

—Te estás jugando el cuello, ellos son tus príncipes, tal vez no lo entiendas, pero debes respetarlos

—Sí, pero no son mis dueños —él asintió —Eiríkr se encargará

—¿Te fías de él?

—Me ha dado todo lo que los Caruso me prometieron, claro que me fio de él, me trata como una reina y no me pregunta donde estoy, eso es bueno

—Sí, pero debes tener cuidado —Asentí

—Lo haré ¿Dónde está Maritza?

—Salió con su novia —Sonreí —Por cierto, me dijo que tenías una junta en Washington sobre una nueva arma, y bueno, al parecer el presidente quiere que lo acompañes

—No quiero regresar

—No habrá prensa — asentí

—Bien, ¿Cuándo nos vamos? —Me puse de pie

—Antes debemos pasar por Ibiza, tengo cosas que hacer

Deje la computadora de lado, y me frote el puente de la nariz

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Deje la computadora de lado, y me frote el puente de la nariz.

—Deberías estar durmiendo

—Tú también

—Tengo lo que querías

—Gracias

—¿Está todo bien?

—Me duele la cabeza

—Deberías dormir

—¿Y tener pesadillas? No prefiero el dolor —Sonrió

—¿Se te a olvidado algo?

—Un poco, mi cabeza es un lío Esteban, cada vez recuerdo un poco más y un día solo lo olvido, es desesperante —Dije con lágrimas en los ojos —A este paso no podre hacer nada

—Rouses...

—Por una parte, es fácil, no duele esto —Señale mi corazón

—La entrevista de Regina saldrá pronto en la televisión ¿Quieres verla?

—Mi abuela se pondrá feliz —Sonrió

—Veamos que dice

Salimos a la sala, la tele estaba encendida, Maritza saco la cabeza detrás del sillón, sonrió al vernos.

PassioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora