156

3 0 0
                                    

Alessio

—Su esposa está estable, pero necesita descansar, por ahora el sedante y los líquidos le sentarán bien, sus heridas van sanando, pero ha tenido problema nocturnos, se despierta gritando y bueno, eso deberá tratarlo más adelante

—¿Puedo verla?

—Claro, señor, pero está dormida —Asentí y pasé a su habitación, estaba dormida, me senté a su lado acariciando su cabello, ella abrió los ojos de golpe

—¿Alessio?

—Shh, duerme —Se giró —Estoy aquí —Apretó mi mano, y besé su mejilla, se alejó y me miro, me subí a su lado, se acercó a mí apoyando su cabeza en mi pecho, comencé a acariciar su cabello, llegando a su cuello, pero ella se movió

—No, ahí no

—No pasa nada

—No, por favor —La mire y bese su frente

—Está bien

Se volvió acomodar, quedándose dormida, prendió la televisión de la habitación, cambiando de canal, mientras Rouses dormía, pase el rato viendo una película antigua, la puerta se abrió.

—Sabía que estarías aquí —Hablo Nicolás

—¿Pasa algo?

—Sí, tenemos un inconveniente —Miro a Rouses —Te necesitamos —Apague la tele y me levante con cuidado, Rouses abrió levemente los ojos

—Regreso pronto —Asintió —Si me necesita hazme llamar

Salí de la habitación detrás de Nicolás, caminamos hasta la oficina de mi tío, realmente era muy grande, al entrar los demás ya estaban ahí, tomo asiento.

—El pequeño grupo que escapo, llego a Corea, es importante acabarlos, SeoJoon se adelantó, pero cuenta con nosotros, por lo cual hay que hacer un grupo para ir

—Yo iré

—Y yo

—Debemos acabar con esto —Indique —Yo iré y mis hombres también

—Es un grupo pequeño...

—Entre más rápido acabé esto mejor —Aclare, me puse de pie —Haré la llamada y partiremos mañana en la mañana

—Como usted diga emperador —Miro a su tío

—Parad con eso

—Debes elegir un nombre que no sea el tuyo

—Ya veré —Indique —Ahora si me disculpan voy con mi esposa

—¿Cómo está?

—Bien, cansada y algo traumatizada

—¿Podemos verla?

—Estaba dormida —Comento Nicolás —Después vamos todos

Camine de regreso a la habitación de Rouses, estaba en la misma posición que la deje, me volví acostar a su lado, quedándome dormido a su lado, el día siguiente me desperté muy temprano, me aliste para irme, pero me despedí.

—Tengo que salir, pero volveré

—No tardes

—No lo haré — besé su mejilla

El vuelo a Corea fue tranquilo, un vuelo de quince horas, estaba algo agotados. Llegaron en la noche, entro en la habitación y sé acostó mirando por la ventana, Rouses le hubiera encantado la vista, estaría con una sonrisa, tenía que idear algo para que dejara que la topara el cuello, maldito Ivo, ya no estaba, ahora solo le quedaba acabar con estos.

PassioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora