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Me incorporé de golpe recordando lo último, Máximo, me puse de pie buscando la salida, no sabía donde estaba, pero debía ir por él. No recordaba mucho de lo que paso después de la explosión, me arrime en las paredes para avanzar, mi cabeza parecía explotar.

Vi las escaleras como un reto y tuve ganas de bajarlas rodando o arrastrándome, mi cabeza dolía y mucho, era insoportable, escuche voces que hicieron que mi dolor incrementara. Me quedé parada mirando sus espaldas, cuando se dieron vuelta, me sujete de la pared, le clave las uñas para no caerme, cerré los ojos al dolor que se produce en mi cabeza.

Las imágenes llegaron a velocidad, y no se iban, el dolor se extendió al pecho, di un paso atrás y me agarré del mueble y una porta retrato cayó, mire los vidrios y la foto que traía.

—No es cierto —dije, miré a los otros dos —Ustedes lo sabían, ustedes lo sabían y no me dijeron

—Nos enteramos hace diez horas —Volví la vista a los tres sujetos que estaban ahí, tome fuerza y avance

—Niña —Los miré, cuando quede frente al último, me miraron

—¿Por qué? —No se atrevió a verme a los ojos

—Te necesitaba a salvo

—¿Dejándome? —Pregunte, parecía que no sabía qué responder

—A veces es la única forma de proteger a los que quieres —Lo mire y apreté los labios, di unos pasos para atrás, el intento acercarse

—¡No! —Levante las manos —Esto... —Mire a los demás —No puedo —Salí corriendo, dejándolos ahí

 —Mire a los demás —No puedo —Salí corriendo, dejándolos ahí

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Esteban

—Perfecto, Caruso, que todos los Caruso están encaprichados en romperle el corazón —Alessio miro a Maritza —No me mires así, porque es verdad

—No te metas en lo que no sabes

—¿Qué no sé? Yo fui quien estuvo ahí cuando te largaste, cuando no fuiste capas de regresar y decirle adiós, creen que la a pasado bien

—Maritza —Advertí

—No, Estaban, creen que es indestructible, pero no es así, ustedes tres, no los cinco la rompieron, ahora vuelven como si nada hubiera pasado nada; quieren saber el detonante de su estado de ánimo. Recibió una caja con una amenaza o lo dejas o se muere, lo que estaba a dentro la mato, hizo que dejara al único ser humano que le hace feliz en estos momentos y salir a pelear en una puta guerra que no es ella, además que el maldito gobierno de Estados Unidos trata de cazarla

—¿Qué?

—Sabemos algo de eso —dijo el rey de la mafia italiana

—Lo saben, bien y ahora están ustedes, grupo brutos, la vendiste

—¿Qué hiciste qué?

—Fue un error hermanito, es que has estado muy ausente, debemos ponernos al día, lo resolveré

PassioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora