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Llegue a Londres, mamá no me dijo nada, nadie lo hizo, me encerré en mi habitación y me senté mirando por la ventana, algunos autos pasaban, no era una calle muy transitada, mire mi teléfono, lo apague y luego me acosté, sin saber que seguía ahora.

Salí caminar, hacía mucho frío y estaba nublado, no sé cuanto camine, pero llegue al puente de Londres, no había mucha gente caminado por el frío, si lo hacían, lo hacían muy rápido, yo me quede ahí para mirando el congelado río debajo del puente.

—Te ves fatal

—Me veo como me siento —Mire a mi lado izquierdo

—Ahora entiendo el clima —Mire de nuevo el río —Lo salvaste

—Y lo volvería hacer, el peor día de mi vida, pero no cambiaria por nada

—¿No? —Negué —¿Por qué no?

—Cuando amas a alguien de verdad, tú vas a hacer todo por esa persona, aunque tengas que dejarla ir

—¿Aunque duela?

—Más si duele —Lo mire —Así que si amas a alguien díselo, incluso si te asusta o cause problemas, o destruirá tu vida, dilo, y dilo fuerte

—Volvamos a casa

—Ya no sé donde es mi casa Esteban, y ya no sé qué pasara ahora, solo sé que debo seguir

—Rouses...

—Mmmm....

—Nada olvídalo

—Nada olvídalo

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Esteban

Volamos de Londres a Mónaco, donde nos esperaban los Caruso, el lugar a donde llegamos era como las localidades que ellos elegían, lujosas y con mucha gente, subimos hasta el último piso, de ese hotel.

—Al fin llegan

—Aquí hace calor

—Bien, las últimas localidades están cerca y después firmaremos el contrato de los viñedos y podrás irte —Mire a Nicolás —Si es lo que aún deseas ¿Es lo que aún deseas?

Todos miramos a Rouses, pero ella parecía concentrada en uno de los estantes, lo regreso a ver.

—Quiero que los escribas en un contrato ahora que al final podre irme, eso me dejara más tranquila

—¿No confías en mí?

—No, no lo hago, ¿Tienes algo más que decir? Debo irme

—¿Ahora?

—Mi coronación será pronto, debo resolver algo

—Bien, el siguiente punto será este —Le dio un papel —redactaré un documento y te lo firmaré ¿De acuerdo?

—Me parece bien

—Por cierto, Regina te manda saludos

No sé cómo lo hice, solo sé que la sostuve contra mi pecho mientras que Rachel retrocedía, pero me olvide de Maritza quien la jalo del cabello y empezó la pelea, mire a Rouses quien respiraba desacompasadamente.

PassioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora