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La cabeza me martillaba, me incorporé despacio, mientras miraba a mi alrededor, no había nadie, los últimos recuerdos aparecieron y los antiguos, una lágrima se derramó al recordar la razón por la que Esteban se había ido de casa, ese peso que llevaba y que aun lo tenia consigo.

Aleck mi hermano, su hijo, nuestra promesa, y nuestro adiós, para protegernos, no había servido mucho, nos habían lastimado igual, me levante y salí de la habitación, baje las escaleras, vi a Estaban y Aleck conversar en el salón, había más gente, pero no me importo, corrí hasta Esteban y me lancé sobre él.

—Lo recuerdo —Sentí sus brazos a mi alrededor apretarse —Recuerdo pro que te fuiste de aquí —Sentí su cuerpo tensarse, me separe y lo mire —No es tu culpa, no lo es, y quien lo crea se las verá conmigo, no eres culpable Esteban eras un niño

—Yo...

—No pudiste hacer nada —Lo volví a abrazar —No es tu culpa

—No quería que lo recordaras, no quería que recordaras al verdadero yo —Me separe

—Esteban, tu verdadero, tú eres hermoso, no deberías avergonzarte, es más, deberías mostrar con orgullo, porque eres hermoso

—Deberías seguir ese consejo no crees —Sonreí —¿Estás mejor? —Reviso mis ojos

—Si —Mire a Aleck —Estás viejo, lo siento Aleck

—¿Qué?

—Haberme ido —Lo abrace —No sabes cuanto te extrañe

—Y yo más, no tenia con quien conversar —Me abrazo —Pensé que no te volvería a ver, que nunca más volverías a casa, no lo vuelvas hacer, ninguno

Unió a Esteban, al abrazo, estaba en casa, estaba con mis hermanos, con mi familia.

—Es tan lindo ver los así —Nos separamos y miré a Sabina

—Hola —Sonrió

—¿Me recuerdas?

—Sí, pensaba mandarte medias térmicas que compre en Ecuador y Perú, por tus pies, pero creo que me demore —Mire a sus hijos y ella se puso roja

—Dios lo recuerdas —Me reí

—Yo quisiera olvidarlo, pero no puedo

—Tíos

—Mi pequeño angelito, mi pequeña niña ven —Me acerqué a mi tía y me abrazo —Pensamos que te perdimos

—Estoy bien —dije con dificultad por lo fuerte del abrazo

—Al fin despertamos de esta horrible pesadilla

—Madre suéltala, la estás asfixiando

—Creo que hemos hablado mucho por hoy de negocios, es mejor dejarlo aquí, pero nos gustaría que se quedaran a cenar, sería descortés no ofrecerles algo de comer —Me voltee y los bi

—No quise interrumpir lo siento

—Llegaste a tiempo, si no Aleck me golpeaba otra vez

—No pienso disculparme

—Le aseguró, señor Románov que arreglaré esto, y no se preocupe, crearemos lazos, de otra forma que el matrimonio —Mire a Esteban

—¿De qué me perdí? —Susurre

—Queremos crear lazos más fuertes con ellos, y la única forma seria casando a dos miembros de las familias

—Entiendo

—Rouses, te han estado llamando de Italia, dicen que es urgente —Mire a Maritza

—¿Está bien Máximo?

PassioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora