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Alessio

No sé cuánto tiempo llevamos ahí, la televisión no hablaba de otra cosa que no fuera el atentado, la tensión solo aumentaba, yo solo quería saber cómo estaba, deseaba no haber salido de su habitación, haberle dicho que no.

—Señor Caruso, su majestad

El doctor nos sorprendió, me puse de inmediato de pie y estreché la mano que extendió.

—¿Cómo está?

—Perdió mucha sangre, estamos intentando sacar la última bala, el proceso a sido largo, hemos tenido que inyectarle varios represores para las toxinas que han venido dentro de las balas, es lo que más me preocupa, que su corazón no lo vaya a tolerar

—¿Cómo está el bebe? —Él nos miró

—¿Nadie se los a dicho?

—¿Decirnos qué? Hable de una vez, nos han tenido aquí desde que llegamos sin información —Exploto la reina

—Lamentablemente, no pudimos salvar el embarazo, por la perdida de sangre, y la presión, tuvimos que reanimarla un par de veces, perdimos al feto, lo siento mucho

—¿Ella se salvará? —Pregunto, me había quedado sin habla

—No se lo puedo asegurar, pero lo que si puedo decir es que querían acabar con su vida, sé increíble que siga viva en este punto

Me arrimé a la pared y me deslicé hasta el suelo, después de que el médico se fuera, mi iría mermo, que quería matar alguien, quería acabar con ese maldito, saque mi billetera, y vi la foto del feto, apenas tenia dos semanas en esa foto, no llego ni a la tercera.

—Lo volverán a intentar

—Quera morirse

—Sí, pero no puede claudicar ahora

Me puse de pie y la miré, ella apartó la mirada, sabía lo que venía.

—No puedo dejar que renuncie, y no comprenderá con buenas formas

—Lo sé, mis hermanos vendrán en una hora, debo ir a resolver esto

—Alessio ¿Qué vas a hacer?

—A convertirme en diablo

—No te pongas en peligro, no sé que pasaría si te pasara algo, sería peor

—Nada me pasará, sé lo que debo hacer

Sicilia

Nicolás me esperaba en la pista de aterrizaje junto a otros hombres, su padre y el mío.

—¿Cómo está?

—No está bien —Asintió

—Saldrá de esta, ya verás, ¿Que tienes planeado?

—Quiero restaurar mis derechos como príncipe —Me miro

—¿Estás seguro de que quieres eso?, a ella no le gustara nada

—No es si le guste o no, es necesario

—Supongo, no puedes decir quien es tu esposa aquí o no te lo darán

—¿De qué hablas?

—Tenemos pistas, Alessio esto es un más que un simple ataque, y tenemos sospechas que la orden pudo salir del consejo

—Entonces has algo

—No sin las suficientes pistas, debemos pisar bien si no queremos irnos abajo

—Mi esposa está en una cama de hospital Nicolás

—¿Tu esposa? —Mire a mi padre —¿Te casaste con ella?

PassioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora