9

12 0 0
                                    

Llegamos a la cabaña, Zayden estaba recostado en el sillón, sonrió al verme.

—Creo que no voy a ir al tenis —Había pastillas sobre la mesa —¿Estarás bien sin mí?

—Sí, tú descansa —beso mi mejilla

—Te ves guapa

—¿Aunque la falda esté muy corta?

—Aunque la falda este muy corta, cuídenla

—Siempre

Tomamos las raquetas y salimos de nuevo bajo el sol, caminamos hasta las canchas, había algunas personas jugando.

—¿Está bien?

—Sí, debe ser la medicina, sabes como lo deja —Esteban sonrió —Ahora ustedes pueden

No iba a jugar, no tenia muchos ánimos, además era un juego en parejas. Me senté en la sombra ubicando el equipo de Estaban y Maritza a mi lado, cuando levante la vista vi a los hermanos Caruso al otro lado de la cancha, suspire y mire el juego.

Si no supiera de tenis diría que el juego fue duro, sobre todo las ultima bolas, pero Esteban y Maritza pudieron ganando el partido, salimos de ahí regresando a la cabaña.

Zayden ya no estaba en el sillón, camine hasta su cuarto y lo encontré dormido, toque su frente, estaba bien, salí sin hacer ruido y me senté mirando el comic que había dejado en la mesa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Zayden ya no estaba en el sillón, camine hasta su cuarto y lo encontré dormido, toque su frente, estaba bien, salí sin hacer ruido y me senté mirando el comic que había dejado en la mesa. Lo quise convencer de que lo publicara, pero se negó.

—Vamos a ir a almorzar, Zayden dice que nos alcanzara después

—Me cambio y nos vamos

Después de apartar a todos, Esteban y Maritza fueron los que se quedaron y se los había agradecido mucho, y es que me habían ayudado tanto que ya no sabía como pagárselo.

Caminamos hasta el comedor, donde había varias personas, nos sentamos en la mesa de unos amigos lejanos, latinos, llevaban la azúcar en la sangre al igual que la música, su mesa era la más ruidosa a pesar de estar ella ahí muy cayada, escuchando sus chistes, mientras hacían imitaciones fatales de presidentes y actores.

—¿Podemos sentarnos? —Ella miró de donde procedía esa voz, Paulina traía un plato y sus hermanos y Baker venían detrás de ella

—Hay mucho espacio —dijo su amiga

—Demasiado —Ella se metió una cuchara en la boca y alzo los hombros, ellos solo se sentaron

—¿No nos presentarás Rouses? —Me pregunto Paulina

—Creo que aún tienes boca no —Sus amigos la miraron

—¿Así qué se conocen?

—De hace mucho tiempo —Respondió Paulina

—Preséntanos, vamos Rouses

—Ella es Paulina, Nicolás, Alessio Caruso, los tres —dije —Y ella es Rachel Baker de industrias Baker

PassioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora