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Entramos y nos quitamos los zapatos, deje el paraguas a un lado y entre en la estancia estaba como lo recordaba.

—¡Abby! —Patrick fue el primero en abrazarme, seguido de Jane, Steven, que estaba más grande, solo me miro —SI viniste, no sabes cuanto te hemos extrañado

—Se supone que solo eran vacaciones, ¿Sabes lo difícil que es ser la única chica con estos? —Me reí, ella se quedó mirando a mi lado

—¿Quién eres tú? —Mire a Patrick

—¡Patrick!

—¿Viene contigo Abby?

—Se invitó solito —Él lo miro raro

—Un gusto Jane Williams —Jane fue educada y le extendió la mano

—Alessio Caruso —Me miro

—¿Es tu novio?

—No

—¿Y por qué no? Sí, está para morirse

—¡Jane!

—Pero si es mi pequeña —Camine hasta papá y lo abrace, mientras que Patrick y Jane hablaban con Alessio —Richard lo golpeo

—Si

—Ya iba a hacerlo yo —Lo miré —¿Qué? Nadie te hace daño —Lo abracé

—Te extrañé tanto

—Yo también

—¿Por qué le pegaste Richard? —Le pregunto Jane a nuestro hermano que miraba muy enojado a Alessio

—Se lo merecía por hacerle daño a Rouses —Me miraron, aún era difícil para ellos, yo me volteé y miré a Steven

—Si me recuerdas, ¿verdad?

—No se metan en las cosas de su hermana, tú discúlpate, eso debe resolverlo Rouses, y si está aquí es por algo ¿Verdad?

—Se invitó solo —Dijo Patrick, Tome a Steven en brazo y me miro

—Abby —Dijo

—Si me recuerdas —Me abrazo

—Qué grande estas

—Chocolate

—Te traje galletas de dinosaurios

—Golosinas —Gritaron los otros dos

—Ni se te ocurra Alejandra —Mire a mi madre

—Mamá

—Me gusta mucho más Alejandra —Se rieron y yo rodé los ojos

—¿Podemos jugar cartas? —Me pregunto Jane —Y escuchar a Taylor, nadie quiere escucharla ni menos cantar las canciones, podemos hacer una pijamada como en los viejos tiempos

—Eso si no te duermes primero ¿Verdad Steven?

—Si

—Hay, pero si él solo era un crío

—Jane

—Disculpe señor Caruso debe pensar que somos unos locos

—Para nada

—Señor Caruso —Mi padre se acercó a saludarlo

—¿Cómo está, señor Williams?

—Bien, deberíamos hablar en privado —Lo miré, lo guio a su despacho, y Richard fue detrás, Jason sonreía a un lado e iba a seguirlos

—Oye, ni a mí me cae, pero no lo maten —Me miro y sonrió

—Tranquila hermanita, tu romeo estará a salvo

PassioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora