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Nicolás

Alessio cargo a Rouses hasta llegar al avión, nadie decía nada, la dejo en un asintiendo y le abrocho el cinturón mientras despegamos. Luego la recostó, él estaba muy afectado con lo que paso. Nosotros nos quedamos helados, lo vimos desesperado, asustado, vimos a un niño y no a un hombre.

—Voy a llamar a Zayden decirle lo que paso y a ver si hace que vaya con él unos días de vacaciones

—No creo que sea conveniente Maritza, la pondrá más nerviosa

—¿Entonces qué hacemos?

—No lo sé, estoy pensando

—¿Hacen todo lo que diga ese tipo? —Hablo Alessio

—Ahora no Caruso

—Ahora, si Románov, ella no está bien y lo sabes

—Mira Alessio, no te metas

—Me meto porque me importa, me meto porque es ella y me meto porque haces lo que ella quiere, porque aún sigues enamorado de ella

—No sé dé que hablas

Mire a Tomás, él no parecía sorprendido, y menos mi hermana, pero ¿Qué rayos pasa aquí?

Rouses

La cabeza me martillaba, no sabía donde estaba, solo escuchaba las voces del resto.

—Deberíamos llevarla a casa

—Ella no quiere Alessio

—Pues oblígala

—No me vengas a decir que debo o no hacer con ella, yo no fui el que la abandonó

—Tú no sabes nada Esteban

—¿Qué no sé? ¿Escuchas lo que dice Maritza? Yo sé lo que digo por qué yo estuve ahí, la vi llorar, la vi romperse, la vi odiarte, no me vengas a decir que debo o no hacer por ella, porque a diferencia de ti yo si me quede

—No te metas en esto Románov

—¿Por qué no regresaste Alessio? ¿Por qué la dejaste? ¿Si la amabas como no volver? Ella te espero, para luego salir en la portada de una revista con una chica nueva, ahí supo que no regresarías

—Le dije que no se metiera en mis cosas, quería hacerlo yo mismo, quería recuperar lo que había perdido por mi cuenta, yo no quería que ella me ayudara

—¿Aunque eso evitara que te casaras con Regina?

—Yo solo quería probar, quería probar que era capaz de proteger lo que era mío, ¿Cómo podría regresar, si no había sido capaz de conservar una puta empresa, como le probaba que podría protegerla, si no podía proteger algo que era mío?

—Esteban —Me incorporé

Él se acercó.

—Está bien, estoy aquí

—Tuve una pesadilla horrible, estoy tan cansada

—¿Puedes caminar? —Lo miré —Te llevaré a la habitación

—Tengo mucho sueño

—Lo sé, ven

—Esteban, lo siento

Mis huesos pesaban y sentí el sol en la cara, cuando abrí los ojos, pude ver que estaba en una habitación de hotel, a fuera parecía hacer un buen clima, escuche la puerta y me voltee.

—No quería despertarte

—No lo hiciste, estaba por levantarme

—Rouses, yo...

PassioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora