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La lluvia caía duro, en gotas pequeñas eran esas gotas que te mojaban más que ningunas, mientras metíamos las provisiones al granero, el suelo comenzó a hacerse resbaloso, un camión con los nuevos hombres llego, ayude a descargar varias cajas, por la lluvia, los camiones empezaban a irse, los nuevos trabajadores empezaban a bajar del camión.

—¿Esta caja está rota?

—Ponla primera para ocuparla y revisa que esté bien lo de adentro

—Enseguida

—Te enfermarás —Menciono Darsha

—Hace calor, estaré bien —Me dio agua y un pedazo de pan

—¿Quieres algo más?

—No, pay —Asintió y corrió adentro, el ruido del último camión sonó, me di la vuelta este arranco, dejando a ver a la última persona en el planeta que pensaba que estaría aquí. Mi sonrisa se desvaneció, Alessio camino hacia mí con paso firme y se paró frente a mí, muchos miraban curiosos —¿Qué haces aquí?

—Vine por mi esposa

—¿Qué?... —Me tomo de la cintura, plantadme un beso ahí, en medio del patio, mientras la lluvia caía, nos separamos —¿Cómo supiste?

—El tigre —Sacudió la cabeza —Nos quedaremos aquí o... —Darsha y su esposo se acercaron

—Él es mi esposo —Aclare —Pueden llevarlo a la habitación

—¿Y tú?

—Debo hacer algo antes de entrar

—¿Qué huir? —Negué —Eso espero —Siguió a Darsha

—Yo me encargo del resto, recibe a tu esposo como se lo merece —hablo Ranjit

—Gracias Ranjit —Caminé a dentro de la casa alcanzando a Darsha y Alessio, ella le mostró el cuarto y después se fue serrando la puerta, abrí los ventanales

—No tenías que venir

—Tenía que, tengo que hablar contigo —Lo regrese a ver —Cuando una persona hace una promesa la cumple

—Y la cumplí —Indique

—Si me di cuenta después de lo que dijiste, estoy enojado contigo, estoy que muero de todo lo que siento y lo que quiero decirte

—Dilo entonces

—No lo haré —Hablo —Estoy aquí por una cosa y es porque quiero que vuelvas a casa conmigo

—No puedo Alessio, no si quiero que vivas, la gente que se queda conmigo muere, tengo tanta gente odiándome, capaz de hacer cualquier cosa por matarme, no puedo vivir con tu muerte

—¿Es que estás ciega o qué? —Pregunto —Tengo la misma cantidad de gente o más queriendo mi cabeza que tu este o no a mi lado no importa puedo morir, al igual que tú, crees que no me preocupo por eso. —Avanzo hacia mí acorralándome en una de las columnas. —Que en cualquier momento me llamen a decir que te tienen y que te maten, estoy tan asustado como tú, pero yo no huyo maldición, somos peligrosos y eso lo sabemos, sabemos cuál es el riesgo de lo que hacemos, y yo sé eso. Lo se Rouses, pero eso no me hace renunciar a ti —Mire hacia abajo —Prefiero pasar mi tiempo a tu lado hasta que alguien me mate, que lejos de ti, porque ahí yo mismo me mataré —Trague grueso y levante la vista —Dime que ya no me amas y me iré

—Yo... —Lo miré

—Vamos dilo —Miré a ambos lados a ver si podía escapar, pero me apretó más contra la pared —No puedes porque me amas, vamos a regresar a casa

—No puedo

—Maldición deja de ser tan cabeza dura, dime, Rouses porque no

—Porque no quiero que mueras, yo no quiero que mueras, hay algunas coas a las que te tengo miedo y no puedo decirte por qué sería como mostrarte mi alma entera y no puedo, no soportaría cargar con el peso de tu muerte, no puedo. —Me mordí el labio —Por favor Alessio vete, regresa a Roma a casa con tu familia

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