Perdió, perdió lo que sabía que iba a perder, pero aun así dolió.
Los recuerdos son objetos valiosos que uno atesora, pero hay veces que tienden a desaparecer o a quedar en el olvido.
La mente de Rouses es un campo minado que no permite ir más hall...
Me puse de pie por la presión en mi vejiga, no quería levantarme, pero tampoco quería hacerme pipi en la cama. Me dolían partes que ni siquiera sabia que existían.
Estaba desnuda frente al espejo, me miré de arriba abajo, tenia varias marcas sobre los senos, y en el vientre, me volteé mirándome las marcas que las manos de Alessio habían dejado sobre mi trasero y muslos.
Salí del cuarto, me quede mirando a mi esposo que seguía durmiendo sobre su estómago. Su espalda estaba muy rasguñada, él no había salido limpio. Estiro la mano a mi lado, y cuando no sintió nada, gruñó.
—¡Rouses! ¡Rouses!
—Ya voy
Se volteó y me miro, con los ojos entrecerrados, camine hasta él y me subí sobre él.
—¿A donde fuiste?
—Al baño
—Mmm...
—Alessio, pensé que dijimos no marcas
—Yo no fui lo juro
—¿Entonces quien fue?
—Mis labios, que estaban tan felices contra tu hermosa piel
—Tengo la marca de tus manos en mis nalgas
—¿En serio? —Me reí
—Me gusto lo que hicimos ayer y parte de esta madrugada
—¿Me estás diciendo que es así como quieres que te follo?
—Tal vez, tengo hambre
—Lo supuse, aún queda tiempo antes que sea el almuerzo
—Por cierto, tu espalda está algo rasguñada
—Lo sé, es que ayer me topé con una loba, sabes
—Y yo con una bestia
Lo besé con ímpetu y no permití que me dejara bajo él. Sonrió sobre mis labios, mientras sus manos me sujetaron de las caderas, colocándome sobre su creciente erección, gemimos por el contacto.
—Bien Alessandretti déjame sin palabras como siempre lo haces
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Todos ya habían almorzado, yo estaba famélica, la mayoría estaba en el jardín.
—Al fin, pensé que no me podría despedir —Mire a Kate, cargaba a su bebe —Alessio
—Hola, Kate
—Clavino tiene trabajo mañana y este pequeñito tiene sus vacunas
Se sentó a mi lado y mere a su bebe, estaba despierto estirando los bracitos. Calvino entró dándole una maleta, parecía cansado.
—Alessio
—Hola
El teléfono de mi esposo sonó y contesto, mientras Calvino salia de nuevo al jardín.
