Nosotros [COMPLETA]

Seis saludos

Incluso en sueños estaba molesto, lo que su mente le mostraba no era diferente de una pesadilla, y lo que su pecho le dictaba era como siempre culpa. Lucas despertó la mañana de aquel lunes con pésimo humor.

Su pelo quedó mal peinado a pesar de sus esfuerzos; el cordón de su zapato izquierdo se rompió; y el pensar en cómo encarar a Agustín le turbaba hasta tal punto, que incluso tratar de llevar consigo mismo una conversación para practicar formas de disculparse, le pareció una buena idea.

Por el respeto que el narrador le debe al protagonista de esta historia, se omitirán algunos detalles sobre el escenario en el cual la acción transcurrió, detalles tales como que Lucas cambiaba su voz dependiendo de a quién interpretase, o como que parecía tomarse demasiado en serio su imaginación.

La siguiente conversación descrita es interpretada por un único personaje tratando de imitar la personalidad de su coprotagonista, por ende, se le ruega al lector imaginar a Lucas hablando solo en su habitación:

—Hola... —dijo el dueño de la imagen con timidez.

—Hola —respondió el otro fríamente.

—Perdón por lo del otro día, no me quise ir así.

Entonces, Agustín sonrió feliz contestando:

—¿Vamos a la biblioteca para seguir con el trabajo?

—Bueno.

<<No, no, no... Eso sería demasiado fácil, tampoco es que el tipo sea un ángel como para perdonarme la falta de educación en dos segundos...>>. Pensó, antes de recrear otra escena.

—Hola... —saludó tímido.

—Hola —replicó el otro, cortante.

—Perdón por lo del otro día, no me quise ir así.

—Ya.

—Vamos a continuar con el trabajo esta semana, ¿cierto?

—Sí, necesito aprobar.

—¿No quieres juntarte conmigo más rato?

—No sé cómo decirte esto sin que suene mal, pero... ¿Es realmente necesario que me hables para algo que no sea la calificación?

<<¡NO! ¡Él es una buena persona, jamás me haría algo así!>>. Pensó.

—Hola...

"Agustín" le miró con indiferencia en absoluto silencio.

—¿Ya no me vas a hablar?

Manteniendo los ojos firmes, no respondió.

—Perdón por lo del otro día, no me encontraba bien...

—No importa... — dijo con los ojos llorosos—, pero ya nunca más me hagas algo así.

—De ahora en adelante, procuraré no cometer el mismo error. ¿Seguimos siendo amigos? —cuestionó Lucas inocente.

—Eso no se pregunta, por supuesto que sí.

<<No, no me gusta este desenlace, ni que me diga amigo así, tan casualmente, como si me conociera de siempre... sé que ya lo hizo antes y yo también le llamé así, pero no me gusta... Además, mi forma de hablar aquí es demasiado extraña, parece como si fuese el marido de alguien disculpándose. Definitivamente, este escenario es de los peores>>.

—Hola —acotó Lucas confiado.

—Hola... 

—Perdón por mi falta de educación la velada pasada. Haberme marchado así fue un error, ¿estará mal pedirte que me aceptes una disculpa?